Dudas Y Respuestas

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Día 14. Transformación.

Luego de que Afrodita pasara el resto del día atendiendo asuntos del reino, volvió a los aposentos reales. Los tres entraron en silencio y observaron a los humanos que dormían en una burbuja que les proporcionaba el oxígeno que necesitaban.

Afrodita se acercó a Venus y tomó con cariño su mano notando qué se comenzaba a tornar fría se separó de ella alarmado, podría decir que nunca había sentido tal angustia, ni siquiera cuando su padre amenazó con terminar con la vida de Saga se había sentido tan ansioso. Su cabello creció y se enredó en la muñeca de su hija. Comenzó a cantar al momento en que su cabello comenzó a brillar. Shura se acercó para asistirlo.

—Subió su temperatura —informó—, pero su pulso sigue alarmantemente bajo—. El veneno del kraken —concluyó al borde de las lágrimas—, ¡Deathmask! —el mencionado se acercó—, trae a Milo e informa de la situación, nadie sabe más de venenos qué él.

Deathmask asintió y sin mediar palabra, salió disparado para cumplir con la orden.

—¿Vas a dejar que la vea así? —Shura lo miró desconcertado.

—No hay opción, no podemos arriesgarla a una transformación en su estado, además de que ni sabemos si se pueda convertir en sirena —respondió abatido.

Shura asintió y la tomó en sus brazos. Afrodita la envolvió en una muy ligera burbuja y la miró con preocupación.

—Guau —fue todo lo que dijo Shura antes de depositarla en la cama de perlas de Afrodita y cubrir a Saga tras una espesa cortina para impedir que alguien lo descubriera—. Nunca entendí porque vive como humana, ¿estás seguro que no es hija de ese Saga? —lo cuestionó mirándolo con sospecha.

—Tú sabes que para hacer híbridos se necesitan dos seres de distinta naturaleza, no sé si no lo has notado amigo mío, pero Saga y yo pertenecemos a la misma, así que eso es imposible. Además, Venus no nació de mí directamente, tardó un par de años para formarse, y lo hizo desde un huevo —le recordó.

—Es verdad, nació de esa ostra —respondió pensativo—. ¿No te contó cómo o por qué?

—No —acompañó la negativa con un movimiento de cabeza—, pero creo que el haber servido a mi padre por tanto tiempo le concedió ciertos dones, no olvides que pudo hacer que Saga volviera seis años en el tiempo.

—Tu padre era excepcional en ese sentido —lo palmeó en el hombro.

—Lo era —aceptó con tristeza.

Ambos estaban de acuerdo en que, Abyss fue un gran gobernante y tenía una fuerza y capacidades excepcionales, pero como padre, realmente había quedado a deber a su único hijo. Sin embargo, Afrodita no le guardaba rencor. Había aprendido a perdonarlo, además de que ayudó qué Saga fuera libre de esa maldad que habita su mente y eso era bastante.

—Salgan todos —gritó una voz abriendo la puerta violentamente—, qué he llegado yo.

Los dos amigos giraron la cabeza para ver a un joven con una llamativa cola de color escarlata, piel ligeramente bronceada, un rebelde cabello rubio y un bello rostro angular con ojos grandes de un azul profundo enmarcados con cejas finas y bien delineadas qué le daban un aire de confianza y determinación; nariz es recta y proporcionada, con un puente definido que contribuye a sus rasgos faciales afilados; pómulos altos y bien definidos; su boca, de labios finos mostraban una sonrisa de autosuficiencia qué restaba a los presentes a decirle algo. Afrodita suspiró.

—¿Tienes que armar tanto escándalo? —preguntó viéndolo con resignación, la sonrisa del recién llegado se ensanchó.

—Alteza, me disculpo no sabía que estaba aquí —mintió descaradamente.

Encanto de SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora