Danza

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Día 3. Luz de luna/brillo/luminiscencia.

El suave murmullo de las olas y el aroma salado del mar comenzaron a llenar sus sentidos. Pronto, Saga, se encontró transportado a un mundo onírico que parecía casi tan real como la vigilia. Contempló la escena con una expresión serena en su rostro y una tenue sonrisa dibujada en sus labios.

Estaba de pie frente a una playa solitaria, de arena blanca y suave donde el océano se extendía hasta el horizonte bajo un cielo estrellado. La luna llena derramaba su luz plateada sobre el agua, creando un camino brillante que se desvanecía en la distancia. Sus ojos se extasiaron con el paisaje.

Saga caminó hacia la orilla, sus pies hundiéndose ligeramente en la arena húmeda dejando sus huellas que la marea se encargaría de borrar. Se detuvo en el borde del agua y una ola lamió sus pies suavemente. Cerró los ojos disfrutando de la sensación, permitiéndose relajarse. El aire marino se coló por su ser.

Algo en el agua se se agitó y de repente, el agua comenzó a agitarse y una figura emergió de las profundidades. A medida que se acercaba, pudo distinguir una cola de pez iridiscente que brillaba con los colores del arco iris bajo la luz de la luna. Las escamas reflejaban la luz de manera hipnótica, creando un espectáculo de colores deslumbrantes.

Aquella hermosa criatura se desplazaba de una forma grácil y elegante. Saga, no apartaba sus ojos de aquella etérea figura. Seguía cada uno de sus movimientos que lo hacía sentir como si lo estuviera llamando y él no se resistía a este. De forma automática su cuerpo se adentró en el agua con una sonrisa al reconocer a quién le ofrecía aquel bello espectáculo.

La criatura detuvo su nado y se acercó a él sonriendo a su vez. El rostro que apareció ante él era de una belleza etérea. Lo observó atentamente intentado memorizar cada uno de sus delicados rasgos, aunque algo dentro de su corazón le decía que lo conocía, que no era la primera vez que lo veía.

El encuentro fue silencioso, pero cargado de significado. El mar parecía envolverse alrededor de ellos, creando un mundo aparte donde solo existían Afrodita y Saga. El hermoso ser extendió una mano hacia él, y aunque no se tocaron, Saga sintió una conexión profunda y tangible, como si sus almas se comunicaran más allá de las palabras, como si con aquel encuentro él pretendiera que lo recordara, algo que su alma se aferraba a hacer, pero su mente no.

Despertó bajo un cielo azul y sereno, el sol brillaba suavemente a través de las hojas de un enorme árbol de haya, creando un mosaico de sombras y luces en el suelo. A su lado, Manigoldo e Izo escuchaban atentos a Venus que se encontraba sentada cómodamente sobre la hierba y a su alrededor, un grupo de niños se acomodaba en un semicírculo, sus ojos grandes y llenos de curiosidad la observaban con atención. Estaban absortos, completamente pendientes de cada palabra que salía de los labios de Venus.

Saga se llevó la mano a su rostro desperezándose y pensando que no debía escuchar las historias que la santo de Piscis narraba para los niños que, con sus caritas inocentes y expresiones de asombro, la escuchaban atentamente, ocasionalmente intercambiando miradas de fascinación y susurros emocionados entre ellos.

Claro que la joven no era la única culpable, el entorno que los rodeaba era de una tranquilidad idílica que invitaba al descanso y dejarse guiar por bellas historias de fantasía. La brisa suave agitaba las hojas del haya, produciendo un susurro constante que mezclaba perfectamente con la melodiosa voz de Venus. De vez en cuando, se oía el canto de un pájaro a lo lejos, añadiendo una capa de serenidad al ambiente. Era un buen día para estar fuera.

Venus, con una expresión cálida y tranquila, continuaba hablando, su voz llenando el aire con una calma casi hipnótica. Los niños, sentados en la hierba, con las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas, mantenían sus miradas fijas en ella, completamente inmersos en la atmósfera mágica que ella había creado. Se incorporó tratando de no hacer mucho ruido para no interrumpir la narración de Venus.

Encanto de SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora