Capítulo 1

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Había pasado noches de insomnio, no quería recordar lo que pasó hace tres días atrás, es más, no queria ni siquiera pensar. La agonía de no saber que pasaría con ella la consumía cada vez más, no había comido nada, y el dolor que sentía no se comparaba con eso. ¿Por qué? Era la única pregunta que se permitía pasar por su mente y la respuesta solo la tenía el que la había creado.

El día se puso lluvioso, opto por refugiarse en una gran piedra algo hueca.

Solo tenía las suficientes fuerzas para llorar, se sentía miserable y sin vida, la rabia se apoderaba de ella al saber que no hizo nada y solo huyo cobardemente, su madre, su hermano, su amigo tirados en el suelo manchados de sangre. Culpa, desesperación, odio, enojó, tristeza, ansiedad, traición... Hay fue cuando se dio cuenta de que el culpable de todo era Izan, él había matado a su familia a la única que tenía. Era un maldito monstruo y ella no pudo hacer nada.

-Eres débil- se insultó mirando su reflejo en un charco.

-¿Por qué te insultas a ti misma?

Léa asustada levantó su mirada encontrándose con unos ojos verdes muy hermosos, la voz de la chica sonaba divertida como si se estuviera burlando de algo. Espera, ¡se estaba burlando de ella! Eso la cabreo mucho y la miró mal.

-No me mires así mocosa, solo te hice una pregunta.- se rió la extraña.

-Dejala en paz Adelaida, es una niña- le recriminó un chico.

Léa los miró extrañada ¿Que hacían estas personas a las afueras del reino? Igual no le importaba. Se levantó y empezó a caminar lejos, ya no le molestaba la lluvia.

-¡Ey, espera! ¿A dónde vas?- la siguió la chica-. Eres muy testaruda para tu edad ¿Cuántos años tienes? ¿Cuál es tu nombre?

Léa se devolvió enfadada y le lanzo un puño, no sabía porque lo había hecho, pero cuando intento reaccionar ya lo había lanzado, por suerte la chica lo esquivo rápidamente.

-Pero miren no más, resulta que el gato si tenía garras- se burlo ella de nuevo. Luego saco una navaja de su bolsillo y le apunto a la cara.

-Basta, Adelaida- le apartó el muchacho- ¿Estas bien?- se dirigió a ella.

-¿Le preguntas si está bien cuando claramente ella fue la que atacó primero?- reclamó molesta.

-Disculpa a mi amiga, es algo sensible.- le sonrió.

-Estoy bien.- admitió Léa- Ahora me tengo que ir.- y estaba dispuesta a hacerlo pero el gruñido de su estómago la detuvo ¡Que vergüenza!

El chico sacó de su bolsa un pan y se lo entregó, Léa desconfiaba de ambos ¿También querrían matarla?

-Come, no podrás alejarte de nosotros si estás hambrienta.- le aseguro el chico.

Ella miró el pan por unos segundos más y después termino comiendo un pequeño pedazo, sabía demasiado bien y se lo terminó rápido ignorando las miradas divertidas que le daban ambos chicos.

-Gracias- les dio una breve reverencia y se volvió a encaminar sin mirarlos.

-Espera- la detuvo el muchacho- ¿Que te ha pasado? No eres una simple campesina y hueles... A sangre- exclamó con notable sorpresa.

-Yo... no te importa, ahora suéltame.

- No lo hagas, Damián. Seguro a la superiora le encantará conocer a tan singular mocosa.

-¡Qué me sueltes te digo!-exigió Léa rabiosa- no me llevarán a ningún lado.

Le lanzó una patada que lo alejo un poco, pero se recuperó bastante rápido, le lanzo un puñetazo que esquivo, pero no pudo evitar el otro que le dió en el estómago ¡No le había hecho nada!

-No deja de sorprenderme está niña. Damián no te contengas, ella sabe pelear no habrá desventaja- le ánimo la rubia. Maldita.

Damián se traqueo el cuello y luego le arrojó un puño que por centímetros lo esquivo, Léa cubrió su rostro, él era extremadamente rápido y fuerte y no paraba de dar golpes, era la primera vez que veía a alguien luchar así. Logró derribarla y dejarla en el piso, aprovecho para golpear al fin su cara. Sintió el sabor metálico de la sangre, era asqueroso, pero no terminó ahí, ya que otro puño se planteo en su otra mejilla. Ella intento con todas sus fuerzas levantarlo, pero su esfuerzo era inútil, no se había movido ni tres centímetros. Sabía que estaba a punto de desmayarse.

-Ya basta- le ordeno Adelaida a su agresor- La matarás si sigues. Bien niña, te propongo algo. Acompañanos a nuestro campamento, únete a nosotros y te protegeremos de lo que sea a lo que le estés huyendo.

-No le estoy huyendo a nada-mentira- no necesito su maldita ayuda.

-¿Estas segura? Te ves como alguien que sobrevivió a la masacre del reino que está allá - señaló el lugar de donde había escapado hace tres días-, admítelo, no tienes a dónde ir, ni siquiera sabes a dónde vas ¿O sí?

¿Cómo sabían estas personas de lo sucedido? ¿Eso importaba ahora? No. Y si de algo tenía razón la chica era que no tenía donde ir, pero ¿Era seguro ir con ellos? Se levantó a regaña dientes. Damián se puso en pose defensiva, era diferente a la que Izan le había enseñado, mucho más suelta como para moverse a ambas direcciones sin hacer mucho esfuerzo. ¿Quiénes eran estos tipos?

-Esta bien- La chica sonrió como un gato que se acababa de comer el ratón con el que tanto había jugado-. Aguarda un momento, Adelaida o como te llames, yo también quiero algo más a cambio de unirme a su campamento.

-¿Y cuál sería tu petición?- preguntó Damián dejando la defensiva- no me digas que quieres dinero, porque déjame decirte...

-No sabes cuándo callarte ¿Cierto?- le contesto molesta Léa y Adelaida se rió, se notaba que le causaba gracia está situación- Como iba diciendo, quiero aprender a pelear como ustedes.

Ambos jóvenes se miraron y asintieron.

-Si eso es lo que quieres estamos de acuerdo, pero no es nuestra decisión, tienes que hablar con nuestra jefa.

-Bien.

Todos se encaminaron a un carruaje que estaba a media hora de allí. Adelaida conducía, mientras ella y Damián iban en la parte trasera, estaba mojada por la lluvia, pero Damián puso su chaqueta para que se sentará.

-Gracias.

-De nada, princesa- bromeó él.

-No me digas así, no soy una princesa.

-Es verdad, las princesas no lucharían como lo haces tú. ¿Cómo te llamas?

-¿Importa?

-Solo tengo curiosidad.

-Pues no la tengas, no quiero hacer amigos, así que guardate tus preguntas y comentarios para ti.

No volvieron a cruzar palabras después de eso y agradecía que por fin se haiga callado. Era de verdad molesto y ella solo quería pensar después de tres días sin hacerlo, tenía que poner sus ideas en claro.

Eso sí, ya había descubierto cual es su principal objetivo y era matar a Izan Davies. Vengaría a su familia y a su amigo, lo haría sufrir como lo consiguió con ella, pero el doble. El traicionó a todo el reino y eso no se lo personaría.

-¿Cómo pude enamorarme de él?- pensó -incluso le iba a pedir perdón, pero la niña buena se tiene que ir. Te prometiste ser fuerte, Léa. Cumple tu promesa y venga a los tuyos.

Dado su juramento, descanso abrazando sus rodillas esperando a llegar donde el destino le aguarda quién sabe qué.












HIRED ASSASSIN Where stories live. Discover now