capítulo 5

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Un estruendo la sobresalto, apenas había llegado y vio a un niño peleando por librarse de los escudos que le cayeron encima. Eleonor le ayudó a salir de ahí viendo que el chico respiraba difícilmente.

-¿estas bien?- preguntó ella ofreciéndole una mano. El asintió y se levantó con su ayuda- Me llamó Lé... Eleonor, es gusto conocerte.

-A mi también me alegra conocerte ¿Vienes a ayudar aquí?

-Sí, la jefa me mandó. Estoy buscando a Edwin ¿Sabes dónde está?

-Sí- recogió los escudos- lo tienes en frente.

-¿Dónde?- miró de lado a lado pero no veía a nadie más que ellos dos-. No lo veo.

-¿Te estás burlando acaso?- preguntó el chico enojado.- yo soy Edwin.

Eleonor lo miro de arriba a abajo ¿Él era el que le iba a enseñar, un niño?

-Perdón- se disculpó-, pero es que eres un niño.

-¿Pues cuántos crees que tengo?

-No sé, ¿Diez?

El chico se rió y la miró alegre.

-Tengo 16 años- afirmó él.- solo soy bajito.

Eleonor se sonrojó por el error y se disculpó de nuevo, está vez con sinceridad. No podía creer que fuera mayor, no se lo esperaba.

-Puedes comenzar ensillando aquel caballo- le mostró un magnífico semental negro.

-Es hermoso- murmuró ella.

-Si que lo es, el problema es que es difícil caerle bien, solo uno a podido montarlo y vaya que le costó.- le informó Edwin terminando de recoger el desorden que causó.

-Si lo ensillo ¿Puedo montarlo?

-Adelante, pero es bastante testarudo.

Ella ignoró la advertencia y se dirigió al caballo segura, el animal la miró amenazador y se quedo quieto, cuando estaban cara a cara un resoplido la hizo dar un paso atrás.

-Calma. No te haré daño amigo.- le hablo tranquila- ¿Me vas a dejar ensillarte?- el caballo relinchó y ella lo tomó como un sí- Bien, quédate quieto.

Le coloco suavemente la montadura, apretó las cuerdas y acaricio el lomo. Estaba exaltada por montarlo. Coloco un pie en el apoyo, pero el caballo se movió para adelante haciéndola caer.

Oyó risas, pero las ignoró y lo volvió a intentar, fue un fracaso porque el caballo dio un pequeño brinco y la hizo desplomarse. Refunfuñando lo intento de nuevo mas el animal se rehusaba a que lo montará.

-¡Ya basta! Déjame montarte- se acercó a él y este salió corriendo- ¡Ey!- exclamó irritada.

-Dejaló Eleonor, ya te lo dije, es muy testarudo no va a ceder. Mejor ayúdame a pulir aquellos escudos.

A regañadientes hizo lo que le pedían, empero seguía viendo de vez en cuando recelosa al pertinaz semental. Acabando las tareas, Edwin y ella se dirigieron hacia la cocina donde un señor bastante chistoso los atendió, era algo gordo, con cachetes inflados y rosados, y unos ojos pequeños, por la ropa que usaba se percato que él era el chef.

-mon Dieu- exclamó asombrado el chef- Miren nada más que hermosa señorita- la saludo de forma alegre.

-Buenas tardes.- correspondió el saludo.

-Que flaca estás ¿Con qué te has estado alimentando estos días, niña?- le regaño cariñosamente con acento francés- llegas justo a tiempo, acabo de terminar de cocinar. Siéntate donde gustes, ya mismo te sirvo.

HIRED ASSASSIN Where stories live. Discover now