-¡Ustedes dos son tal para cuál!- les regaño Edwin entre susurros.
-Shh,- le calló Damián- harás que nos descubran enano.
-¡Ramiro nos matará!- sentenció el bajito molesto.
-Dijiste que era inofensivo- chilló Eleonor asomándose por un lado de la puerta.
-¿Yo dije eso? Bueno, creo que se me pasó.
-Idiota- le insultó.
-Zanahoria, tú perdiste la apuesta , ahora tienes que pagar.
Ella vio como Ramiro salía de la cocina por la puerta trasera que daba con el huerto.
-Voy a entrar.
Se acercó con pasos sigilosos hasta la alacena cogiendo un frasco llamativo color morado. Damián festejo en silencio desde la otra puerta y entre hurtadillas logró llegar de regreso. Los tres parecían niños de cinco años haciendo una travesura.
-Bien hecho, zanahoria. Ahora a disfrutar de este manjar.
-¿Que hay ahí dentro?- preguntó Edwin.
-Nada más ni nada menos que las famosas galletas de chocolate de Ramiro. Un delicioso postre que solo he tenido la oportunidad de probar una vez.- se saboreo el castaño.
-Todo esto por tarro un de galletas- se quejó Eleonor- Vale, vayámonos ya antes de que el chef nos vea devorando su comida.
Los tres chicos salieron del área de cocina, corriendo por el campamento hasta llegar a un verde campo alejado de todo. Comieron entre risas, era un día caluroso de verano, la mayoría se resguardaba en las sombras, pero ellos querían disfrutar del abrazador sol por unos momentos.
No se había acostumbrado aún a ese lugar, las personas seguían dando miedo y eran de muy mal carácter, el odioso olor a sangre la mareaba muchas veces, pero a pesar de eso, trabajar con Edwin era muy relajante y le gustaba ejercitarse en ocasiones con Damián...
-¡ey, Eleonor!- captó su atención Edwin- ¿Cuándo inicias tu entrenamiento?
-No lo sé- respondió encogiéndose de hombros-, solo he estado entrenando con Damián unas pocas horas.
-Es porque necesito una compañera de combate, pero a mí no me dieron la tarea de ser tu tutor- habló Damián comiendo otra galleta.
-Entonces ¿quién será?
Todos se quedaron pensándolo a la nada, habían muchas personas fuertes en el campamento y era difícil de averiguar quién estará a su cargo.
-¡Damián!- gritó Adelaida desde lejos- ¡La jefe te busca!
-Por fin- se alegró él-,una misión.
-¿A quien te tocará?- cuestionó Edwin con total naturalidad- seguro otro vagabundo, siempre te toca a los peores.
-Muy gracioso. Mejor averiguarlo, nos vemos después.
El chico se fue corriendo a toda velocidad, ¿Le emocionaba matar a alguien? En verdad esta gente no estaban cuerdas del todo, aunque ella quería matar a Izan no queria divertirse con ello, solo queria que su dolor parara y pensaba que esa era la solución. No debía juzgar a las personas, no sabía que habían pasado para llegar hasta allí, puede ser igual o peor de lo que sufrío, tal vez liberaban esa ansiedad con matanzas o con el dinero que recibían a través de ellas. Aunque eso de estar divirtiéndose con eso, no le cuadraba del todo.
Dejó su mente divagar por un rato más sobre el tema, llegando a la conclusión que si se convertía en una asesina a sueldo como la mayoría, no haría que la víctima sufriera, ni disfrutaría su dolor si tenía que hacerlo, solo haría la excepción con el emperador de Riboul, quería verlo ardiendo en el infierno con ella, porque de eso estaba segura, después de matar no merecía el cielo y estaba dispuesta a pagar el precio.
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HIRED ASSASSIN
FantasyQuién diría que la joven Léa se convertiría en la "llama oscura" una asesina a sueldo increíblemente ágil para su corta edad ¿qué o quién la había convertido en eso? No fue hasta que vio a Owen Davies, un amigo de la infancia que pensó que estaba m...