**Capítulo 7**

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El bosque se sumió en un silencio expectante, roto solo por el crujir de las ramas bajo pies pesados. Evan y Amelia intercambiaron miradas cargadas de determinación, conscientes del peligro que acechaba en las sombras.

—Alguien se acerca —susurró Evan, apenas audible en la penumbra.

Amelia asintió solemnemente, preparada para enfrentar lo que fuera que se avecinara. Juntos, avanzaron hacia el borde del claro, sus sentidos alerta ante cualquier amenaza.

De entre las sombras emergió una figura oscura, envuelta en misterio y peligro. Reconocieron de inmediato al recién llegado: su padre, el hombre que había dejado un rastro de destrucción a su paso.

Amelia apretó los puños con furia contenida, su mirada fija en el hombre que había abandonado a su familia sin mirar atrás.

—Padre —murmuró Evan, con voz apenas audible.

El hombre sonrió con malicia, sus ojos brillando con un fuego oscuro y retorcido.

—Mis queridos hijos, veo que han crecido desde la última vez que nos vimos —dijo con una voz llena de arrogancia y desprecio.

Amelia apretó los dientes con furia, sus manos temblando de rabia contenida.

—¿Qué estás haciendo aquí, padre? ¿Has venido a terminar lo que empezaste? —inquirió con una mirada desafiante, sus ojos ardiendo con una determinación feroz.

El hombre se rió con desdén, su risa resonando en la oscuridad como un eco de su propia maldad.

—Oh, hija mía, siempre tan impaciente. No he venido a hacerles daño, sino a ofrecerles una oportunidad —respondió con una sonrisa retorcida.

Los hermanos intercambiaron una mirada llena de desconfianza, conscientes de que las palabras de su padre estaban cargadas de engaño y manipulación. Sin embargo, también sabían que no podían ignorar su presencia, que su regreso anunciaba un peligro más grande de lo que habían enfrentado antes.

Con el corazón lleno de temor y determinación, los hermanos se prepararon para enfrentar su destino con valentía y coraje, sabiendo que su unión era su mayor fortaleza en un mundo lleno de oscuridad y traición.

Pero antes de que pudieran responder, un rugido resonó en la distancia, un sonido que heló la sangre y envió escalofríos por sus espinas. Evan y Amelia se tensaron, conscientes de que algo siniestro estaba acechando en las sombras.

En un instante, Amelia se lanzó hacia adelante, su mano extendida hacia su padre con la intención clara de acabar con él de una vez por todas. Pero antes de que pudiera alcanzarlo, Thomas desapareció en un destello de sombras, dejando a los hermanos confundidos y desconcertados.

El aullido resonó en la noche como un lamento de advertencia, envolviendo a Evan y Amelia en una atmósfera de temor y determinación. Sus corazones latían al unísono, palpitando con la ansiedad de lo que estaba por venir. Se miraron el uno al otro, sus ojos reflejando la determinación de enfrentar el destino que habían desatado.

El eco del aullido se desvaneció en la noche, dejando un silencio tenso y expectante que envolvía a los hermanos en una atmósfera cargada de anticipación y peligro latente.

—¿Qué hemos desencadenado, Evan? —susurró Amelia, su voz temblorosa pero firme, reflejando la inquietud que se agitaba en su interior.

Evan apretó los dientes, su mandíbula tensa con una determinación implacable que desafiaba las sombras que los rodeaban.

Oscuridad InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora