Aoi y Kanao siempre fueron polos opuestos, aun así eran amigas desde pequeñas. Todo cambia cuando un nuevo chico discapacitado llega a la Academia y ambas posan sus ojos en él.
¿Como continuará esta amistad?
-¡Desde hoy, eres mi Rival!
TanjiKana V/s...
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—¡¿78?!
Kie Kamado miraba a su hija la cual solo podía encogerse en su posición. Su madre era un amor de persona, pero cuando se trataba de calificaciones ninguno de sus hijos se salvaba... Bueno, quizás solo uno.
—Es qué... —trató de excusarse, sin embargo su madre tomó la chancla de forma amenazante.
—Sin excusas jovencita. Como tu próxima nota no sea un 100 atenderás la panadería todo el fin de semana.
A Nezuko pareció caerle un planeta encima. Adiós centro comercial, se pasaría todo el fin de semana estudiando para el próximo examen.
Por otra parte...
—Y como está mi niño intelectual. —decía Kie cambiando su aura de amenaza a amor —. Estudiar con Rengoku-san ha servido de mucho.
Tanjirō asintió feliz.
—¡Si! Rengoku-san me tiene mucha paciencia.
Si no fuera por todos sus esfuerzos jamás hubiera podido entrar a la academia. Estaría eternamente agradecido.
—Aunque la próxima semana viajará a otro país —mencionó Tanjirō un poco triste —, quería pedirle que me ayudara a estudiar para el examen final, pero parece que no se podrá.
Kie lo escuchaba atentamente mientras preparaba la comida. Desde el salón, Tanjuro Kamado escuchó atentamente, bajó el periódico para manifestar la idea que se le había ocurrido.
—¿Y si le pides a tu amiga que te ayude a estudiar? —sugirió recordando a la chica del parque, Tanjirō le había hablado bastante de ella después de eso —. Dijiste que era muy inteligente, seguro se alegrará de ayudarte.
—¡Oh! Es verdad —Tanjirō sonrió animado —. Se lo pediré mañana mismo, ¿quieres venir con nosotros, Nezuko?
Nezuko negó aún desde el suelo. Aún no asimilaba que no podría ir al centro comercial.
—No, estudiaré por mi cuenta...
En verdad le pediría ayuda a alguien más. No dudaba de las capacidades de Aoi, pero presentía que haría un mal tercio ahí. Además, después de todo no eran exactamente amigas.
—¿Ah~? Así que no quieres estudiar... —le preguntó su madre con el cuchillo de cocina en mano.
—¡N-No es eso! —se apresuró a decir nerviosa — ¡T-Tenía pensado estudiar con Kanao y Zenitsu! Prometo sacar 100... —rió nerviosa.
Su madre volvió a sonreír y siguió con la cocina. Tanjirō sólo acarició la cabeza de su hermana.
