Habían llegado de la escuela hace apenas una hora, ya que el ojiazul quiso pasar a comprar donas rellenas. Sabía que sus padres llegarían un poco más tarde.
Ambos estaban comiendo sentados como indios sobre la cama con cobertor de estampado floral y brillos, pero el rizado había parado de comer hace unos segundos para observar el rostro de felicidad y satisfacción de su omega.
—¿Están buenas?— rio al verlo con la boca llena y sus labios manchados de chocolate mirándolo incrédulo —Pareces un cachorro, ranita— habló acercándose al omega para posicionarlo en el espacio entre sus piernas, dejándolo apoyar su espalda sobre su pecho —Mirame— ordenó con dulzura obteniendo rapidamente lo pedido.
El rizado se acercó a los labios ajenos rozandolos suavemente asomando la punta de su lengua para quitar el chocolate sobrante.
Louis sonrió cálido completamente encantado con la delicada interacción. Luego se acomodó mejor entre los brazos del menor intentando no tocarlo ya que tenía entre sus manos una dona a medio comer y no quería pasarla a llevar.
Harry se estiró suavemente hacia la caja de donas que estaba abierta en la mitad de la cama para cerrarla ganándose un suave sonido de queja.
—¿Querías más?— preguntó con una disimulada sonrisa bajando la mirada hacia los ojos azules que lo miraban con reproche.
—No, alfa— habló formando un puchero —Casi botas mi dona— aclaró intentando fingir enojo, pero no pudo evitar sonreír con satisfacción al sentir las manos ajenas colarse por debajo de su camiseta para engancharse sobre su vientre.
—Perdón, ranita— murmuró con sus labios contra la clavícula del ojiazul rozando delicadamente su nariz con la pequeña marca.
—Papá te va a regañar— habló luego de tragar el último pedazo de dona.
—¿A mí?— cuestionó ofendido sin separarse del cuello de su omega —Tú me pediste una marca, y yo simplemente te complazco.
Harry delineaba delicadamente cada curvatura del vientre de su omega, su cintura y cadera. No iba con una intención más allá que de tocar a su omega. Siempre había sido así, y al ojiazul le encantaba sentirse deseado y adorado.
El mayor ronroneaba por su suave tacto.
—¡Cachorro, llegué!— gritó su madre desde la puerta principal en el primer piso.
Louis sonrió levantándose apresuradamente formando un mojin cuando se vió aprisionado entre los brazos de su alfa.
—¡Estoy aquí arriba con Harry!— chilló aún intentando zafarse —¡Alfa quiero saludar a mamá!
—Deja acomodar tu camiseta— murmuró dejando un último beso en la mordida antes de cubrirla.
—¿Ya puedo ir?— preguntó mostrándole su puchero.
Harry rio al notar, nuevamente, que estaba saliendo con un hijo de mami y papi. Soltó a su omega cuando vió la puerta siendo abierta.
El mayor inmediatamente corrió a los brazos de su madre siendo llenado de sonoros besos. El rizado se levantó con calma a saludar sabiendo que también sería apretujado en un abrazo.
—¡Harry! Que alegría tenerte aquí— sonrió apretujandolo.
—Hola, señora Margot— rio al contagiarse de la alegría de la omega.
—¿Cuidaste bien a mi bebé?— preguntó ahora abrazando al ojiazul besando su cabello.
La madre de Louis realmente adoraba al rizado, y a pesar de que ambos padres confiaban en él, cada que su cachorro se quedaba a dormir en la casa ajena lo extrañaban demasiado y procuraban escribirle antes de irse a dormir.
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Sweet and sour
FanfictionEn donde Harry es un amargado al que le desagradan todos, excepto la masita de azúcar que tiene por omega. ... Solo fue un pequeño acciente... . . Aclaración: Historia Hoft . . No adaptaciones. No traducciones.