Louis al enterarse al día siguiente del viaje que harían a la nieve no pudo contener su emoción y llenó de besos a sus padres por invitar a Harry. La madre del alfa no había dado mayor problema en que su cachorro fuera ya que ella no estaría mucho tiempo en casa.
Ya en el auto, el ojiazul iba durmiendo en los brazos de su alfa confiando ciegamente en la conducción de su padre.
—¿Falta mucho, alfa?— preguntó Margot en el puesto del copiloto.
—Media hora aún, cielo— respondió mirando de reojo por el espejo retrovisor como el rizado dejaba leves caricias sobre el vientre de su cachorrito, quién estaba recostado en los asientos traseros apoyando su cabeza en el regazo del menor.
Harry estaba en silencio turnando su mirada entre el paisaje y su omega. Lo veía dormir tan plácidamente sintiendo el suave tacto. Acariciaba su vientre por debajo de la camiseta. Le encantaba su abdomen.
—Harry, ¿sabías que si sueltas a mi cachorro hay menos probabilidades de chocar?— habló desinteresado viéndolo meter sin descaro su mano por debajo de la camiseta.
—Estoy intentando que se mantenga dormido, señor George— se excusó en voz baja. Sonrió levemente al ver como el ojiazul soltó un pequeño suspiro adormilado.
—Ya déjalos— regañó en dirección de su esposo al verlo hacer una mueca de desagrado —Está cuidando a nuestro cachorrito.
Harry sonrió orgulloso. Bajó su mirada al notar que su omega se estaba removiendo con su ceño fruncido hasta finalmente abrir los ojos.
—¿Qué pasa, ranita?— murmuró acercándose a besar su mejilla rojiza —Estás muy calentito— añadió.
—Tengo frío, alfa— balbuceó encogiéndose en el asiento.
—¿Todo bien por allá atrás?— preguntó Margot echando un vistazo rápido.
—Lou tiene frío— comentó con cierta preocupación buscando con la mirada alguna manta sin soltar al omega.
—George detente a un lado— pidió la mayor.
La omega bajó del auto para llegar al maletero y buscar entre las cosas una manta gruesa verdosa que pertenecía a su cachorrito desde hace años.
—Toma, Harry. Intenta arrullarlo por favor— pidió con una sonrisa tendiendole la manta desde el maletero —Harry te va a abrigar, bebé, ¿okay?— habló al abrir la puerta del auto del lado de su cachorro para dejar un suave beso sobre su mejilla.
—No se preocupe, señora Margot— asomó una sonrisa.
La omega se apresuró en adentrarse nuevamente al auto para retomar la ruta. Sonrió con ternura al ver como el rizado acomodaba sobre su regazo a ojiazul para rodearlo con la manta y sus brazos. Sabía que su cachorrito estaba seguro con el alfa rizado, y eso la tranquilizaba bastante.
—Maneja con cuidado, y prende la calefacción un poco, alfa— pidió en voz baja. El alfa asintió.
—¿Ya estás mejor, ranita?— murmuró ajustando su agarre.
Louis asintió sintiéndose acunado y protegido entre los brazos y aroma del menor. Sentía el tranquilo ritmo de los latidos de su corazón.
El resto del viaje fue Harry preocupándose de que su omega estuviera cómodo y bien de temperatura. Besando sus mejillas, mimandolo suavemente y sujetándolo por la cintura por debajo de la manta y ropa, mientras que con su otra mano se aseguraba de que la manta no se desacomodara.
—Llegamos— avisó el alfa mayor estacionandose en el espacio determinado a un costado de la cabaña rústica que había arrendado para esos días.
La calle se veía completamente blanca a excepción de la calzada debido al tránsito de los autos. Frente a la cabaña había un pequeño jardín escarchado, Harry sabía que si su omega estuviera despierto estaría chillando de emoción mientras se acercaba a las hojas escarchadas. La chimenea humeaba indicando que las personas encargadas de acondicionar la vivienda habían pasado hace poco tiempo atrás.
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Sweet and sour
Fiksi PenggemarEn donde Harry es un amargado al que le desagradan todos, excepto la masita de azúcar que tiene por omega. ... Solo fue un pequeño acciente... . . Aclaración: Historia Hoft . . No adaptaciones. No traducciones.