Capitulo 11

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La semana libre del rizado pasó demasiado rápido para gusto de ambos. Louis se sentía algo mejor y ya se podía visualizar como la herida comenzaba a cicatrizar. Harry estaba orgulloso de que sus cuidados hayan sido efectivos.

El rizado se levantó temprano para arreglarse e ir a la escuela. Aún se le hacía extraño el vivir en una casa ajena en donde claramente ya no le tenían tanta aceptación, pero eso pasaba a segundo plano cuando podía despertar todos los días junto a su omega. De todas formas, su madre lo llamaba todos los días y le mandaba dinero para que no fuera tanta molestia para los Tomlinson.

Realizó todas sus cosas de rutina antes de la escuela y cuando ya tenía todo listo se acercó cuidadosamente a su omega.

—Ranita— murmuró acariciando delicadamente su mejilla rojiza observando como el ojiazul soltó un quejido cuando intentó acercarse a la mordida —Ya debo irme.

—¿Tan pronto?— respondió adormilado intentando abrir sus ojos sin cegarse con la luz artificial.

Harry sonrió con cierto remordimiento al notar las ojeras que comenzaban a aparecer por debajo de los lindos ojos azules. Louis no estaba durmiendo bien debido a las punzadas y dolores que aparecian sin previo aviso en la mordida. Hace unos días incluso tuvieron que salir a urgencias con el ojiazul en llanto. Además, uno de sus principales malestares estos últimos días era la fiebre. Harry realmente intentaba ayudarlo en todo lo que podía para facilitar el proceso de curación.

—Si, ranita. Ya es hora— habló antes de dejar un corto beso sobre sus labios —¿Te sientes mejor?

—Mjhm— afirmó en una mentira ya con los ojos abiertos estirando sus brazos para intentar quitarse el sueño de encima —¿Puedes curar la mordida antes de irte, alfa?

—Claro que sí, ranita— sonrió rozando su nariz contra la mejilla rellenita. Se acercó cuidadosamente a la zona dejando algunos besos húmedos antes de lamer la herida en sí —Te veo a la tarde, ¿está bien?— Louis asintió estirando sus labios en busca de un último beso que el rizado no le negó.

Al bajar se despidió de los padres del ojiazul, quienes estaban tomando desayuno tranquilos. Afortunadamente el camino desde la casa de los Tomlinson hasta la escuela no era muy largo.

Llegó un poco después del inicio de la primera clase, pero la verdad es que fue por gusto propio. Se adentró lentamente por los pasillos vacíos hasta encontrar su casillero y abrirlo escuchando todos sus movimientos debido al eco que había. Dejó sus libros de la tarde dentro del casillero para así no cargar tanto peso en su mochila. Amarró su cabello en forma de tomate algo desordenado y se dirigió a su salón con toda la calma del mundo.

—Adelante— habló la omega luego de escuchar dos golpes a la puerta —Hasta que se digna a venir, Styles— el alfa simplemente entró apenas dirigiendole la mirada.

En lo que se adentraba al salón sintió varias miradas observandolo con curiosidad. No tiene idea de cómo, pero habían corrido algunos rumores sobre porqué uno de los alfas más renombrados en la escuela había desaparecido una semana sin previo aviso, al mismo tiempo que su omega.

Esa clase la compartía con Zayn, por lo que lo buscó con un vistazo rápido y apenas lo visualizó se fue a sentar a su lado.

—El aroma de Louis lo traes impregnado como si fueras él— comentó el morocho arrugando su nariz. Harry lo ignoró —¿Qué tal está Lou?

—Bien. Completamente marcado por mí— habló de espaldas mientras sacaba su cuaderno y estuche —¿Y tú qué?

—Estoy bien. Gracias por preguntar— sonrió negando con su cabeza. Desde que Harry era muy pequeño trataba al resto de manera cortante. Aunque con sus cercanos era más blando —Me imagino que no lo vas a embarazar ahora, ¿no?

Sweet and sourDonde viven las historias. Descúbrelo ahora