𝒕𝒉𝒓𝒆𝒆. 𝒆rica

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✩ˑ ━━ ❛ 𝓒𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝓣𝐇𝐑𝐄𝐄 ❜ ┊ೃ
¡  𝒆𝒓𝒊𝒄𝒂 !

























A la mitad de la noche me desperté de repente al oír ruidos afuera. Al alzar la cabeza vi a los gemelos dormidos tranquilamente. Así que con cuidado salí de la habitación y me encaminé por los pasillos hasta que di una vuelta por la esquina. Observé en la lejanía como Kali salía de la bóveda con Ennis a su lado. Cargaban algo, pero no había mucha iluminación, así que no podía ver con claridad que era lo que Ennis cargaba, y eso me preocupó.

Me escondí cuando ellos posiblemente sintieron mi presencia y voltearon a ver de qué se trataba. Y suspiré aliviada cuando se dieron vuelta para irse. Tal vez les dio flojera ver que era. O ya sabían que era yo. Pero no importaba.

Me apresuré a entrar en la bóveda y ver todo hecho un desastre. Cora yacía en el suelo inconsciente y con sangre saliendo por su abdomen y nariz. Se arrastró por el suelo para llegar a la pared y recostarse de esta. Me apresuré a ayudarla y ella dócilmente se dejó. Escuché a Boyd toser al otro lado de la bóveda y me giré a verlo de inmediato. Se sostenía de la pared aún de pie mientras tosía sangre sin parar.

Busqué en mi bolso un trapo que sirviera pero solo encontré una blusa vieja que traía en caso de emergencia para Cora y... Érica. Un momento, ¿donde estaba Érica? La busqué por todos los rincones de la bóveda mientras caminaba hacia Boyd para darle la blusa y que se limpiará la sangre que tenía encima. Pero ella no estaba por ningún lado.

—¿Dónde está? ¿Donde está Érica? —le pregunté a Boyd temiendo la respuesta.

Boyd me miró indiferente mientras se limpiaba la sangre que salía de su boca. Cora respiraba pesadamente y eso inquietaba mis nervios.

—¡¿Donde está?! —grité alterando los sentidos de ambos mujer y hombre lobo.

—Está muerta.

La cruda respuesta me golpeó con fuerza. Mi respiración se atascó en mi garganta. Mi alma abandonó mi cuerpo y mi corazón dejó de latir. Mi estómago se sintió vacío pero la realidad es que estaba lleno, y se volvió dándome ganas de vomitar. Y obtuve unas inmensas ganas de llorar.

Mis ojos se cristalizaron y las lágrimas comenzaron a salir y descendieron por mis ojos hasta mis mejillas, humedeciéndolas. Cubrí mi boca acallando mis sollozos.

No podía ser. Érica. Oh, Érica. Pobre Érica. Mi dulce Érica. Ese no era su destino. Ese no debía ser su final. Ella tenía esperanza de salir de acá. Ella quería y sabía que saldría de acá. Pero su vida fue arrebatada antes de que pudiera experimentar lo que era la verdadera libertad otra vez. Oh, Érica. Perdóname, Érica.

—No actúes como si te importara. Sabemos que no. —hablo Boyd con furia en su tono de voz hacia mi—. No finjas. ¡No finjas! —sus ojos lagrimearon y no tardó en romperse a llorar también—. No finjas. —dijo por último antes de caer al suelo mientras lloraba sin pudor alguno.

Mi mano callaba los sollozos que soltaba sin poder controlarlos. Mi corazón ahora roto dolía y ardía con intensidad. No podía soportarlo.

Salí corriendo fuera de la bóveda y la cerré a mi tras dejando a los lobos allá adentro, dejando que se consumieran en sus propios dolores y sufrimientos. Que se ahogaran en su pérdida y sus lágrimas. Ya estando afuera no pude evitar llorar descontroladamente, sin importarme que los Alfas me oyeran. Ya nada me importaba. Ya nada me interesaba. Solo estaba concentrada en el dolor en mi pecho. Dolía como el carajo.

—¿Thena? —oí la voz preocupada de Marin—. ¿Qué ocurre? ¿Thena? —se acercó y me tomó de los hombros—. Necesito que te calmes y me digas qué ocurrió.

Como pude le contesté a Marin. Estaba hecha un desastre. El llanto no me dejaba hablar bien y mi voz estaba rota.

—E–está muerta. Está muerta. Érica está muerta.

Marin abrió los ojos enormemente al escucharme y se apresuró a abrazarme fuerte contra ella. Acarició mi espalda y mi cabello. Secó mis lágrimas y me dejó llorar en su hombro. Me consoló y me ayudó a calmarme.

—Lo siento mucho, Thena.

Pero, ¿en serio lo hacía?

—Ella no lo merecía. —murmure quedito—. Ella confío en mi. Ella creyó en mí. Creyó que la sacaría. ¡Joder!

—Esto no es culpa tuya, Thena. Se hubieran perjudicado las dos si la sacabas. No podías. —negó con la cabeza sosteniéndome por los hombros.

—P–pero... —hipé varias veces sin poder hablar.

—Deberías irte a descansar. —sugirió aún con su voz suave. Su mano secó las lagrimas que salían de mis ojos. Aunque no sirvió de nada porque seguían saliendo muchas más—. Ve, Thena. Dormir te hará bien. De todos modos es muy tarde. No deberías estar aquí.

Asentí a lo que dijo. Pero no creía que podría dormir esta noche. Con lo de Érica, no podría. Aun así, me alejé de Marin y empecé a caminar por los pasillos de la bóveda hasta llegar a mi habitación. Cuando llegué los gemelos ya estaban dormidos. Pero al oír mi lloriqueo, Ethan se despertó.

—¿Nea? —Ethan se talló los ojos y se sentó para mirarme—. ¿Que pasó? —pregunto preocupado al verme ahogada en las lágrimas.

Me limpié los mocos que salían por mi nariz antes de que cayeran hasta mi boca. Asco. Las palabras no salían de mi boca. No podía hablar. No sabía cómo decirle lo que me estaba atormentando. Sabía que me regañaría pero era Ethan. Y agradecía que fuera él el que estuviera despierto y no Aiden porque sabía que él me regañaría más fuerte. Y soy sensible.

—Me estás preocupando. Dime qué sucede. ¿Kali te hizo algo? Voy a matarla. —se apresuró a decir y corrió a tomar su chaqueta.

—No. No, Ethan no. —negué sujetándome de de su brazo para detenerlo. Lo devolví a su lugar—. No me hizo nada. —volví a sorber mocos—. No... a mi. —mis ojos volvieron a picar y a llenarse de agua.

Ethan enarco una ceja esperando que hablara y dejara el suspenso.

—La mató. Ella la mató, mató a Érica. —solté las lágrimas y Ethan me abrazó—. Esta muerta.

—Te dije que no te encariñaras con ellos. —dijo sin soltarme. Me aferré más a él como pude con fuerza.

—Ethan, ella no lo merecía. —sollocé en su pecho.

—Lo sé, Nea, lo sé. —acarició mi cabello—. Ven, deberías dormir.

—No puedo.

—Dormiré contigo, ¿esta bien? —Ethan se acostó en mi cama y me hizo un espacio—. Ven aquí. —me acosté a su lado y él volvió a abrazarme—. Descansa.

Quise hacerlo pero no pude, solo podía pensar en Érica. ¿Habrá sufrido? ¿Le habrá dolido? Eran preguntas que no podía quitármelas de la cabeza.

apocalypse   𖦹   teen wolf Donde viven las historias. Descúbrelo ahora