Un año

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Un año no fue suficiente para que Colin superara el mágico beso que compartió con Penélope.
Así lo llamaba, mágico. Porque no recordaba nada antes de ese beso. Y nada después tampoco.

Y Vaya, si lo intento, pero esas mil y una bocas que probó después de ella. No tuvieron el poder suficiente para hacerle borrar ese beso.
No pudieron hacer que dejara de pensar en su amiga. Esa que ya tenía un esposo. Pero que saber eso no le impedía que ocupara cada uno de sus sueños.

Colin Bridgerton Estaba realmente decidido a nunca regresar a Mayfair. No se creía capaz de resistir a sus impulsos, y mucho menos se creía capaz de verla con su esposo.
Una voz en su interior le recordaba que ella estaba sola pero cada vez sacuda ese pensamiento.

Intento buscar su propósito lejos de casa, pero un acontecimiento inesperado lo hizo reconsiderar su tan tajante decisión de no volver.

En la última carta de su familia, fue informado de que su hermana Eloíse había desaparecido. No tenía el contexto de los hechos, pero era indispensable que regresara a casa.

Le tomo todo su esfuerzo deshacer su decisión de no volver, pero su hermana podría estar medida en un problema grande y no se consideraba un hijo desalmado como para no estar con su madre en esos momentos.

El largo camino de regreso a casa. Estuvo lleno de nervios que aumentaban con cada kilómetro que lo acercaba a quien se había convertido en su completa obsesión.

—y solo fue un maldito beso. —se reprendía a él mismo.

—es una mujer casada. Maldita sea. —gritó para sus adentros. Sus manos estaban cerradas en un puño duro con los nudillos pintados de blanco. No había palabras que describieran lo que si cuerpo la anhelaba.
—si tan solo pudiera sacarla de mi sistema.

Pensó, pero rápido sacudió ese pensamiento. No había manera en el infierno de que Penélope lo aceptara. No así.

Estaba entrando a la ciudad. Tratando de enfocar todos sus pensamientos en su Hermana desaparecida, por alguna razón su carruaje Tomó un camino diferente para llegar al corazón de Mayfair. Se asomó por la ventana y todo se fue al suelo.

¿Qué malditas probabilidades había de que su obsesión se materializara Justo en frente de él?

¿Y qué malditas probabilidades había de que bajara de su carruaje en movimiento para seguirla a pie?

Probablemente ninguna. Pero ahí estaba él. Colin Bridgerton, siguiendo a su amiga pelirroja, casada y más hermosa que la vida misma.

¿Estaba pensando cuando salgo de carruaje? Definitivamente no.

¿Le importaba un carajo? Tampoco.

Ocultó su cuerpo y guardó una distancia considerable para no ser visto.
Esa no era una zona poco común para una mujer de sociedad. Eso no fue lo que sorprendió a Colin, pues estaba mareado su aroma peculiar. Mantequilla y fresas. La mejor combinación. Aroma que dejaba rastro con cada movimiento de su largo cabello.

Lo que sí termino por sorprenderlo... fue verla entrar a una imprenta. ¿Qué podría estar haciendo Penélope en una imprenta?
Frunció el ceño y espero afuera del establecimiento. Escondido, esperando verla salir para averiguar por qué además de entrar ahí, estaba sola, sin doncella o sin acompañante.

Por más lady que fuera, seguía siendo una mujer y estaba peligrando su vida al estar a en ese lugar y sola.

Eso lo puso en modo protector. —aquí debería estar su esposo, y no es un viaje de tres años por la naturaleza. —gruño en voz alta, más para él que para nadie.

Adiós señor Bridgerton (fanfic tercera temporada) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora