Porque Jungkook solo era un Omega demasiado enojón y serio.
El solo necesitaba a su contrario que lo complementará, ahí es cuando conoció a Park Jimin, un príncipe empalagoso que quería conquistarlo.
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Las cosas se complicaban aun más.
Jungkook se despertó poco a poco percibiendo su entorno, ya no estaba en aquel pequeño baño, sino que ahora se encontraba acostado en una silla demasiado cómoda. Sus ojos parpadearon poco a poco y solo así cayó en cuenta del lugar donde se encontraba.
Esto sin duda, era primera clase.
El dolor en su cuerpo aún permanecía, se sentía extraño y sumamente sensible, tenía ganas de llorar y quedarse acurrucado en alguna esquina, era muy contradictorio pues su carácter era demasiado fuerte para esas boberías, se repetía que era estúpido e inmaduro.
Parecía un pequeño niño al cual no lo dejaron ir donde sus amigos, igual de caprichoso.
Estaba algo confundido y sumamente aterrado, las emociones que sufría no le gustaban, odiaba esa mierda del destino.
— ¿Señor Jeon? — una beta se acercó y llamo su atención, Jungkook la miro a los ojos algo extrañado — Usted sufrió un shock en el baño y tuvimos que trasladarlo aquí, ¿Ya se encuentra un poco mejor? — La beta parecía genuinamente preocupada por el.
El castaño solo se quedó en silencio y asintió algo apenado, no quería imaginarse en que condiciones lo abran encontrado en el baño, seguramente con la cara llena de lágrimas y mocos. Odiaba esto.
— Nos alegra que se encuentre mejor, por esta ocasión el avión pagará la diferencia de su vuelo en primera clase, no se preocupe, por favor disfrute el vuelo y avísenos si nuevamente se siente mal. — la mujer dió una reverencia para después retirarse.
Jungkook no sabía dónde poner la cara de lo molesto y enfadado que estaba con el mismo.
¿Perder la compostura por un simple alfa? ¿Acaso ese era el, acaso era tan débil como para permitirlo...? ¡¡Por supuesto que no!! No era un Omega débil que caída rendido por un simple encuentro de miradas.
— ¡Joven Jeon! — la voz del guardia lo saco de su ensoñación, el beta estaba a un costado de el casi con la sonrisa mas grande que le haya visto— Me alegra que se encuentre bien, no sabe cómo nos preocupamos cuando no reaccionaba, hasta tuvimos que cargarlo y traerlo aquí para darle oxígeno. — el beta sonrió en grande— incluso quisieron detener el vuelo y llevarlo a emergencias.
La cara de Jungkook se torno un poco roja.
— Si no fuera por el oxígeno usted habría entrado en colapso, ¿Pero que fue lo que pasó? Usted estaba bien, es extraño enfermar tan repentinamente. — el hombre parecía intrigado — Bueno, eso no es lo importante, me alegra que se encuentre bien, dentro de cinco horas ya llegaremos a nuestro destino, espero que descance y al bajar se encuentre aún mejor para el recorrido. — al decir lo último dió una reverencia y se marcho.
El castaño al verlo irse solo se tomó de cabellos aún más molesto.
¡Pero que patético era esto! Se sentía aún más apenado, avergonzado. ¡Haj! ¿Porque tuvo que verlo?
A la edad de 15 años, Jungkook ya supo de su predestinado... ¿Que como lo vio?
Podría decirse que su destino era demaciado difícil de ignorar, porque si, su otra mitad era algo famoso, demaciado.
Ocurrió una tarde de trabajo, mientras limpiaba las mesas de su antiguo trabajo en un restaurante tradicional, mientras lo hacía escucho a sus jefes hablar sobre una televisión nueva que habían comprado para el negocio, Jungkook nunca tuvo el tiempo suficiente para mirar la televisión y peor aún de siguiera pensar en comprar una, era muy cara para el.
En aquel momento el y su hermano vivían en un pequeño pueblo a las afueras donde no muchas veces llegaban las noticias o siguiera estaban al tanto de todo lo que pasaba en la gran ciudad así que si, fue su primera ves viendo la gran televisión y las noticias sobre lo que ocurría.
La feliz pareja siguió hablando mientras intentaban conectar la pequeña televisión de cajón blanco, una de esas que parecia mas un bloque de tierra.
Ya cuando el termino de hacer su labor se acercó para observarlos, a su parecer era una pareja peculiar pues la mujer era alfa y el hombre Omega, quizás por ese motivo fue que nunca lo hicieron de menos a el y lo trataban bien. Después de unos cuantos regaños y algunas risas, finalmente prendieron la televisión.
Al momento de ponerla correctamente y captar la señal, el corazón del Omega se tambaleó en un gran escalofrío.
— Mira cariño, es la coronación del principe Park. — pronunció la alfa con una sonrisa en el rostro.
Jungkook por su lado, quedó completamente congelado ante la vista. Y por primera ves en su vida, experimento un calor en el corazón, sus ojos solo podían quedarse prendados a la imagen de lo que veía, aquel alfa de 18 años era su destino, o eso fue lo que le gritó su corazón.
Más sin embargo, cayó de cara a la realidad luego de un par de minutos, se miró a el mismo, sus ropas desgastadas y sus manos dañadas por el trabajo lo aterrizaron a la realidad transformando el calor de su corazón. Su pecho ya no era cálido, ahora solo habia hielo, asi como antes.
Miró por última ves la imagen de lo que era imposible e impensable para después tragarse el "amor" y tratar de seguir con su vida como si nunca hubiera visto esa imagen.
Jamás se hubiera imaginado lo que 10 años después paso.
¿Acaso podría un simple plebeyo ver al destino cara a cara?
No podía y no debía de hacerlo, eso es demaciado para alguien como el, nuevamente debía de sacarse el dolor y aquel extraño sentimiento de su corazón, no podía permitir enamorarse.
Eran de mundo diferentes, con metas diferentes e historias completamente opuestas.
La vida que el tenía no podía siguiera pasar por la mente del alfa, jamás.
Y es más, Jungkook pensó una y otra ves y si, no volvería a verlo seguramente, lo que había pasado solo era una casualidad que jugo mal para el, así que era mejor dejar de lado los pensamientos.
Jamás volverá a ver al futuro rey, así que debía de dejar de pensar en algo completamente tonto.
