Porque Jungkook solo era un Omega demasiado enojón y serio.
El solo necesitaba a su contrario que lo complementará, ahí es cuando conoció a Park Jimin, un príncipe empalagoso que quería conquistarlo.
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Todos los derechos reservado...
Ya habían pasado dos semanas desde que volvió a Corea, aún estaba internado en un hospital, los médicos le decían que era muy complicado estabilizar su celo pues sus hormonas eran casi incontrolables, no podían medicarlo porque podría quedar completamente infértil, el anterior médico le dijo que tenía totalmente la posibilidad de entrar en coma por tomar otro medicamento, pues su cuerpo podría convulsionar ¿Tan mal estaba? Si.
El se encontraba mirando por el gran ventanal, aún estaba un poco acalorado, está ves su celo se sentía extraño, tenía calor y casi siempre estaba con las mejillas rojas, pero no sentía aquella necesidad inhumana por traer algo adentro (ya saben a lo que se refiere) sino que solo sentia calor. Su aroma también se volvió un poco difícil de creer, pues este no se desprendía, o al menos eso era lo que los médicos le decían.
Cuando un Omega era marcado, su aroma de celo solo lo podía sentir su alfa y los demás ni en cuenta, en el caso de Jungkook sucedía lo mismo, cuando entro en celo ni el lo pudo saber, porque su aroma fue reprimido y solo Jimin lo pudo sentir, eso era demasiado extraño pues aún no estaba marcado.
Habían pasado tres días desde que entro en celo y faltaban otros tres más para que terminara completamente.
Estaba algo aburrido y odiaba sentirse acalorado, una ves que su celo terminara sería dado de alta. El no sentía nada de desesperación o ganas de hacerlo, pero imaginaba que la situación de Jimin era lo contrario.
El alfa se había descontrolado un poco el día en que sintió su celo, tanto fue que pidió que sus guarda espaldas lo sacarán del hospital, aquellos ojos rojizos del pelirubio le delataban cuanto es que se estaba controlando.
Jungkook ya no lo volvió a ver desde ese día, esperaba no verlo más.
El no quería tener nada que ver con el alfa, no quería sentirse atado a una futura familia o siquiera tener algo que ver con la realeza o peor, con el estatus económico que ellos tenían. Pues vamos ¿Un pajarito sucio y pequeño en medio de hermosos y blancos cisnes? Era un chiste pensar en que sería aceptado por la familia del alfa, eso jamás pasaría.
El no quería aceptarlo, Pero le dolía mucho saber que su destino estaba completamente perdido por su pasado, venir de una familia disfuncional y ser huérfano era de las cosas que más le dolían. Quizás si el fuera de una familia de estatus medio, amorosa y unida, quizás si fuera así el podría aceptar al hermoso alfa que el destino puso para el, pero no era así.
Una mueca salió de sus labios, las cosas no eran tan fáciles para algunos.
Así como si fuera un flash, la imagen de el llorando a mares lo golpeó de frente, sacudió la cabeza tratando de olvidar aquel momento tan vergonzoso, odiaba esos recuerdos que llegaban fugazmente a el, cuánto los odiaba.
— Quiero ir a casa— susurro antes de suspirar.
Quería ver a su hermano, a su sobrino, y si, era tan tonto que hasta extrañaba a su cuñado. La soledad le estaba dando duro contra el muro.
Trago suave antes de apoyarse en el marco de la ventana, quizás este fuera el único momento en que podría tener una gran reflexión de el mismo, estaba tan confundido y a la ves... Quería dejarlo todo, así nomás, lanzar una moneda al cielo y que pasará lo que tuviera que pasar, lastima que sus demonios no lo dejaban en paz.
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