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Draco Malfoy

Título:
Lo mejor que he tenido.

La guerra había dejado muchas heridas, familias enteras destrozadas ¿El lado bueno? Voldemort ya no existía y ahora, tres años después, soló quedaba que cada quien reconstruyera su vida con tranquilidad, quizás por eso había aceptado volver con Hermione a Hogwarts para terminar nuestro último año.

— Gracias por esto Astrid — Le sonreí sin decir nada y volví mi vista a la ventana del expresó, pero Mione parecía decidida a entablar una conversación — Se que no querías regresar, lamento haberte obligado a venir, es que...

— Mione, Mione, calma — Solté una ligera risa ante lo rápido que hablaba — Tu no me obligaste a nada ¿Ok? Vine porque quise y sobretodo para acompañarte a tí y a Ginny — Tome sus manos entre las mías y le sonreí con calidez — No hay nada que no hiciera por mis dos mejores amigas, además un año en Hogwarts sin Harry metiéndose en problemas y Ron comiendo todo el pollo que pueda encontrar mientras habla con la boca llena suena realmente encantador.

Antes de que Hermione pudiera responder escuchamos una risa venir desde la puerta del compartimiento que habíamos dejado abierta, mis ojos se encontraron al instante con unos intensamente grises, la mirada de Draco Malfoy enfocada en mi con una sonrisa divertida pero muy pequeña en sus labios.

— Estúpida señora del... — Ginny se quedó paralizada al ver a Malfoy en la puerta — ¿Malfoy?  — Ginny entrecerró sus ojos con sospecha — ¿Que haces aquí?

— Weasley —

Draco a regañadientes alejó su vista de mi y se giró a mirar a la pelirroja, Hermione y Ginny abrieron los ojos llenas de sorpresa al no escuchar ningún insulto acompañado del apellido de Ginny saliendo de parte de Draco sino más bien solamente un respeto frío combinado con un despreció taciturno.

— Solo pasaba por aquí hasta que escuché a Lovegood decirle a... Su acompañante algo divertido, pero ya me retiro —

Las tres vimos a Draco irse sin decir nada, Ginny aún paralizada en la puerta mientras Hermione pestañaba sin parar con la boca abierta.

— ¿Ese era... Era Malfoy? — Ginny aún con la varita en la mano, tensa ante la presencia del ex mortifago — ¿Para que volvió? Creí que su familia estaba ocupada hundiéndose en la miseria desde que Lucius Malfoy fue encerrado.

— Quizás no — Ambas me miraron como si fuera una mandrágora gigante vestida de rosa chillón bailando con la gata del señor Filch — Si lo piensan bien, Lucius Malfoy no pudo haber sido el mejor padre y esposo del mundo, quizás ahora que están solos, quizás, solo quizás, Draco y su mamá sean más felices — Jugué con los anillos en mis dedos, nerviosa por la forma en que me miraban — Yo creó que merece otra oportunidad, antes solo era un adolescente herido y asustado.

— Te dije que volver aquí sería estresante para ella — Ginny me ignoró y se giró hacía Hermione con reproche — Debimos dejarla en casa, tal vez le vaya mejor con Ron y Harry en la academia de aurores.

— Ella no quiere ser auror, seria bueno que terminara su año escolar, o tal vez pueda tomar el trabajo que George le ofreció en la tienda —

Hermione y Ginny se hundieron en una conversación sobre mí futuro y lo que debería hacer con mi vida, como si yo no estuviera ahí, las ignoré, mi vista fija en la puerta y mi mente atascada en el pasado, recordando la guerra, recordando todo el tiempo que Luna y yo pasamos en aquel calabozo en el sótano de la mansión Malfoy, quizás mis amigos jamás llegarán a entenderlo realmente, pero Draco merecía una segunda oportunidad y yo se la daría.