𝐋𝐚 𝐕𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝 𝐍𝐨 𝐃𝐮𝐞𝐥𝐞, 𝐋𝐚 𝐕𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝 𝐌𝐚𝐭𝐚.
A la mañana siguiente no volví a verlo cerca de la biblioteca, ni de ningún sitio donde yo estuviera. No comprendí porque mi cuerpo parecía de repente tan ansioso por encontrarlo de nuevo.
Chan-young me había prestado su bicicleta, de modo que ir a montar se había convertido en mi distracción del día. Pasaba entre la gente todo lo deprisa que podía para que no se fijarán en mí. Conocí parte de la ciudad, aunque no podía salir tanto tiempo como deseaba; Los Cho eran muy estrictos en ese sentido. Pero, un repentino cansancio comenzó a consumirme y tuve que limitar mis salidas. Mi salud seguía resentida; no podía comer ni beber nada porque continuaba vomitándolo. Además, la agudeza de mis sentidos había disminuido; en cambio, parecía que iba acostumbrándome al dolor de mi cuerpo. Había llegado a un punto en que casi podía ignorarlo.
Esa tarde llegué de otras de mis pequeñas expediciones antes de lo que esperaba. Chan-young y Yi-hyun no estaban en la casa y Seo-joon no regresaría hasta la noche. Me encontraba extraña. Sentía la boca pastosa, con sabor como a sangre. Fui a la cocina a beber un poco de agua porque estaba sedienta. Fue reconfortante, me sentí mucho más aliviada. Subí a mi habitación para intentar leer un poco pero, nada más entrar por la puerta, comencé a sentir unas terribles arcadas. Corrí al baño y vomité en el lavabo. Mi cuerpo se retorció hasta que arroje la última gota.
- Otra vez no... - Supliqué entre jadeos.Abrí el grifo y limpie lo que había manchado. Me lavé los dientes a conciencia, luego puse el tapón al desagüe y llene un poco la pila. Cerré los párpados y me mojé la cara, tenía la sensación de que mi cerebro estallaría en llamas de un momento a otro.
Salí del agua un minuto después, mucho mejor. Deje que las gotas se me resbalaran por la piel para caer de nuevo al lavabo. Respire y abrí los ojos. Parpadeé varias veces sin comprender lo que veía. Estaba ante mi reflejo, curvado por las pequeñas ondas que agitaban la superficie. Me quedé inmóvil, sin poder reaccionar durante los primeros segundos. En cuanto fui consciente de lo que estaba viendo, salí corriendo del baño. Miré a mi alrededor en busca de un espejo: por el armario, detrás de las puertas, en algún cajón, pero no encontré ninguno. Me acerqué a la ventana y miré en el cristal, no era suficiente. Salí de la habitación corriendo hacia la planta inferior. Allí continúe con mi búsqueda. Registre hasta en los lugares más insospechados, pero no había nada, no uno solo en toda la casa. ¿Era eso posible?
Cogí las llaves y salí fuera, pero ni siquiera encontré un coche que pudiera prestarme un retrovisor. Corrí hacia el centro y divisé un aparcado frente al primer bar. Me dirigí hacia el, pero el dueño se cruzó en mi camino frustrando mi intento. Cambie de rumbo, me di vuelta y entre veloz en el local. En esos lugares siempre suelen tener alguno en los baños.
Todos allí reunidos me miraron en cuanto entre corriendo, con una exhalación, en busca de los lavabos. Abrí la puerta de un manotazo. Dentro estaba oscuro. Busqué con ansiedad la pequeña lucecita naranja que indicaba el lugar del interruptor. Encendí la luz, me acerque al espejo, esta vez con cautela, y miré.
Pero lo que vi me hizo temblar. Ahí, frente a frente tenía a mi reflejo. Era mío, no había nadie más en ese pequeño y cutre servicio, pero, si no fuera porque sabía que no era posible, habría jurado que esa persona no era yo. Mis ojos eran negros, de un negro que tan intenso que hacía difícil diferenciar pupila e iris, mis labios habían perdido su color para adoptar un tono casi violáceo. Pero eso no era lo peor de todo, lo más impactante era mi piel. Directamente, no había color en ella, al menos ninguno que se pudiera considerar normal. Era blanquecina, como el de una tiza envejecida con un ligero tono amoratado. Parecía sin vida, como... Muerta.
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«𝐄𝐗𝐎𝐃𝐎» 𝘗𝘈𝘙𝘒 𝘓𝘖𝘔𝘖𝘕
FanfictionVoy a darte los tres consejos que a mí no me dieron. Este es el primero: Olvida todo lo que te han contado: Los vampiros no existen, los lobos son solo animales y los magos, las hadas y los duendes se encuentran encerrados en grandes tomos de hojas...