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𝐋𝐚 𝐕𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝 𝐘 𝐍𝐚𝐝𝐚 𝐌𝐚́𝐬 𝐐𝐮𝐞 𝐋𝐚 𝐕𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝

Nos convertimos en el centro de atención de todas y cada una de las personas que estaba allí. Oí cuchicheos, la gente se apartaba de nuestro lado para, supongo, dejarle pasó a Lomon. Salimos de nuevo a la calle. Intenté buscar a Yi-hyun por encima de las cabezas de la gente, pero no encontré ni rastro de ella. En cambio, en el centro del aparcamiento, luciéndose como un pavo real en plena labor de cortejo, resplandecía el sol reflejado sobre la pulida carrocería de su flamante coche. Varias personas se arremolinaban alrededor de él, en especial chicos jóvenes. Pero en cuanto nos vieron no tardaron ni dos segundos en alejarse asustados. Comencé a juguetear con la correa de mi mochila inconscientemente en cuanto lo vi, cada vez más nerviosa conforme nos íbamos acercando. Me perturbaba demasiado la idea de estar encerrada en un lugar «pequeño» con él, quizás porque era peligroso, o porque en mi subconsciente aún perduraba esa típica frase materna que te advierte que «no debes subirte al coche de ningún desconocido», porque, al fin y al cabo, no sabía casi nada de él. Nada me aseguraba que fuera a llevarme a casa, tal vez su destino fuera un descampado o un callejón oscuro. Estaba jugando con fuego, era consciente, pero por alguna inexplicable razón no me importaba. No sé qué tipo de fuerza extraña me empujó a acceder, tal vez la esperanza de que tuviera la oscura intención de poner fin a mi sufrimiento.

Me cerró la puerta y se sentó frente al volante. Me revolví incómoda, lo tenia tan cerca... Dio ágilmente marcha atrás y salió del aparcamiento, dejando a los chicos de antes maravillados con el potente sonido del motor.

- La otra noche dejaste algo.

Sin aminorar la marcha, se inclinó sobre mí para abrir la guantera, sujetando el volante con una sola mano. Sacó mi cazadora, doblada con cuidado, y me la puso en mi regazo.

- Gracias - Musité con un hilo de voz.

Hizo un ademán con la cabeza a modo de asentamiento.

Me aclare la voz con disimulo y abrí la mochila para guardarla adentro.

- ¿Qué es eso? - Me preguntó de pronto.

- ¿Qué es qué? - Dije sorprendida de que existiera algo interesante entre mis cosas.

- Ese libro - Alargó un brazo y apartó la manga de la cazadora que ocultaba el título del volumen de tapas desgastadas que había guardado está mañana - 𝐑𝐨𝐦𝐞𝐨 𝐚𝐧𝐝 𝐉𝐮𝐥𝐢𝐞𝐭 - Leyó arrugando la frente.

- No es mío - Me apresuré a decir, incómoda. Él volvió a centrarse en la carretera.

- Lo sé - Eso me descolocó por completo - Imagino que es de Yi-hyun.

- ¿Cómo lo...?

- Aquí todos nos conocemos bastante bien - Hizo una breve pausa apretando con fuerza los dientes, se le marcaron los músculos de la mandíbula - ¿Lo ha vuelto a leer?

- Supongo que sí, esta mañana, pero, ¿Qué problema...?

- Le hace daño - Me interrumpió.

¿Por qué Park Lomon, gran predador, se preocupaba por Yi-hyun?

- ¿Acaso eso te importa?

- Es complicado.

- ¿Por qué? ¿Por qué es tan importante ese libro? - Mantuvo la vista clavada en la carretera.

- Pregúntaselo a ella.

Guardé silencio y miré por la ventanilla. La ciudad se movía muy deprisa a nuestro paso. El retrocía el volante entre las manos.

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⏰ Última actualización: Sep 17 ⏰

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