Lisa:
Pensé que sería buena idea esperar a mi amorcito a que terminara de hacer sus compras. Cuando salió de la tienda, pude ver que compró un perfume. ¿Era para mí? ¿Se dió cuenta de que yo soy el amor de su vida y me compró un perfume? Eche un vistazo dentro de la bolsa, y mi mundo se cayó a pedazos.
La bolsa tenía un papel en el que ponía: Para Andrea. Estaba segura que no era casualidad. Empecé a unir lazos y me di cuenta de que el chico con el que deje que mi amiga espiara y ligara, era mi futuro esposo. No, no, no y no. Estoy segura de que ella sabía todo. ¿Porqué me traicionó así? Pensé que éramos amigas. Estaba muy enfada. Esto no me podía estar pasando a mí.
Andrea, juro que me las vas a pagar perra, esto no se quedará así...
Oliver:
Vale, esto ya no era normal. La chica me esperó a la salida de la tienda, y se quedó mirando fijamente a mi bolsa con cara de que en cualquier momento mataría a alguien. No le di más importancia y me fui.
Hoy había sido un día aburrido. Andrea estuvo todo el día en la habitación de mi hermano. No pude hablar con ella. Prefería no molestarles, ya que últimamente mi hermano se comportaba muy raro conmigo cuando estaba cerca de Andrea. Izan siempre se ha comportado así conmigo, y no entiendo porqué. No sé que le hice. He tratado muchas veces de hablar con él, pero se niega. El enfado que tiene cuando estoy cerca de Andrea, es peor que el que solía tener conmigo.
Dejando todos esos pensamientos a un lado, al fin conseguí dormirme.
Acosté suavemente a Andrea sobre mi cama. Ambos estábamos semi desnudos y ardientes. Nos besamos agresivamente y jadeamos descontroladamente. Estaba encima de ella, le quité el sujetador y le toqué las tetas haciéndola gemir mi nombre. Mi erección tocó su pierna, realmente estaba duro. Le metí mis dedos dentro se su vagina, que estaba húmeda. Cuanto más metía los dedos, más sentía su cuerpo estremecerse.
Andrea:
Cuanto más me metía los dedos, más me estremecía. Cada vez lo hacía con más rapidez.
―Aahh. ―gemí torpemente―. Oliver...
―Diablilla, me vuelves loco.
Oliver se levantó y dejó caer el bóxer que llevaba, revelando su enorme polla. Dios mío, estaba muy duro. Era muy grande. ¿Cómo me iba a caber eso?
Oliver se tumbó encima de mí, pude notar la presión de su polla detrás de mi. Me abrió las piernas, yo estaba boca abajo. Empecé a notar su lengua, navegando por mi vagina.
―Aaaahhhhhhhh. ―gemí más fuerte―. Oliver... Aaaaaahhhhh.
Oliver se volvió a tumbar encima de mi, abrió mi vagina con su mano izquierda, y con la derecha, se ponía saliva en la polla y me la introducía lentamente.
―Dios, Oliver, Dios...
―¿Te duele? ―negué con la cabeza y él entró más en mí. Se sentía como si estuviésemos conectados, literalmente. Realmente me dolía, pero soportaría pasar ese dolor por el placer que me daba.
―Oliver... uff. ―gemí. Él gemía lento y profundo. Dios, sonaba tan masculino―. Oliver... me duele. ―lagrimas de dolor comenzaron a caer por mi mejilla.
―No te preocupes, ya pasará. ―sentí como me penetraba más y se juntaba a mí. Sus caderas estaban tocando mis muslos. El sonido de sus huevos chocando una y otra vez contra mi vagina me aumentaba el placer.
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Un Amor Imposible
RomanceAndrea, una adolescente de 17 años que busca un trabajo a tiempo parcial para ganar su propio dinero y poder comprarse un vestido para impresionar al chico que le gusta. Encuentra un trabajo de limpieza en una mansión, donde conoce a los hermanos Ha...