Vi al Uber que había pedido aproximarse, cada vez se acercaba más.
Levanté la mano para que me viera, pues era de noche.
Me vio y abrió las puertas del coche.
―Gracias. ―le dije sentándome.
El conductor parecía molesto con algo que le hubiera ocurrido, por lo que no estaba de buen humor.
Empecé a reconocer las calles, nos estábamos acercando a mi casa. Finalmente llegó, y estacionó.
―Muchas gracias de verdad. ―le dije.
―Son 9 dólares. ―dijo secamente.
Oh no, ¿Cómo pude olvidar que había que pagar? No tenía nada de dinero.
Hice como si estuviera sacando dinero y rápidamente salí corriendo hacía atrás y no hacía mi casa, porque si iba a mi casa, sabría donde vivía y tocaría timbre hasta que le pagáramos.
―¡EY, TÚ, NIÑA, VEN AQUÍ! ―gritó el hombre.
Pasaron 10 minutos, me escondí en un callejón cercano. El conductor al fin se fue.
Caminé hasta mi casa y abrí la puerta. Mi padre estaba en el salón, él ya sabía que iba a llegar tarde porque le avisé antes de salir.
―¿Cómo te fue la fies... ―antes de que pudiera terminar la frase se petrificó al verme―. Dios mío Andrea, ¿Qué le pasó a tu vestido y a tu pelo? ―dijo mi padre mirándome detalladamente de arriba a abajo con cara de preocupación.
―Papá, prefiero no hablar sobre esto.
Mi padre se quedó confundido y antes de que pudiera decir nada más subí a mi habitación, me tumbé en mi cama, agarré fuertemente mi almohada y me puse a llorar sobre ella. Me habían pasado tantas cosas, tantas traiciones y decepciones en un solo día, una sola noche, 10 minutos...
***
Desperté con peor aspecto con el que me había ido a dormir. No pude dormir bien, estuve despertándome varias veces por la noche, me dolía la cabeza.
Fui al espejo y mis ojeras eran muy visibles. Me duché, me arreglé y me cambié. Tenía pensado ir a la mansión de los Harrison.
Salí de mi casa y fui directa a donde siempre iba, mi lugar seguro.
Saqué las llaves de mi bolso y entré. Oliver e Izan estaban en el comedor comiendo.
―Querida, ¿Quieres que te ponga un plato de comida? ―me dijo una de las cocineras. Todas ya me conocían, iba mucho allí y me caían bien.
―¡Claro! Eso estaría bien.
―Toma asiento, me indicó la cocinera.
Me senté al lado de Oliver, y él me agarró la mano por debajo de la mesa.
―¡Hola chicos!―les sonreí a ambos.
―Hey. ―dijo Izan.
Oliver me seguía mirando felizmente.
Terminamos de comer y fui a la habitación de Izan a jugar a la Play. Rápidamente se hizo de noche. Antes de irme fui a la habitación de Oliver, que otra vez estaba sin camiseta, según él, porque tenía calor.
―Andrea, ¿Qué te pasa? ―me preguntó, sentado a mi lado en su cama.
―¿A qué te refieres? ―me reí nerviosamente.
―Hoy te vi rara, estoy seguro de que algo ocurrió, ¿Qué pasó? ¿Tiene que ver con la fiesta que tuviste anoche?
―Bueno...
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Un Amor Imposible
RomanceAndrea, una adolescente de 17 años que busca un trabajo a tiempo parcial para ganar su propio dinero y poder comprarse un vestido para impresionar al chico que le gusta. Encuentra un trabajo de limpieza en una mansión, donde conoce a los hermanos Ha...