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GOLDEN IN LOVE. 03. / Un Poco Más de Cerca _______________________________
Aquel deslumbrante atuendo era magnífico en el cuerpo de Daphne todos la miraban aquella noche, los solteros cotizados, su supuesto pretendiente e incluso el príncipe le dirigía una que otra mirada. Después de todo, ella era el diamante de la temporada por una razón.
Sus ojos brillosos de una emoción completamente particular y honesta, buscaban entre toda la gente del salón a alguien en específico. Aunque ella no quisiera admitirlo, su objetivo era ver la expresión de Cardan Granger Smythe-Smith.
¿El problema?
Al parecer el marqués estaba muy emocionado con Corrine Beumont charlando animadamente en uno de los extremos del salón, tras fruncir el ceño Daphne prefirió olvidarse de aquel hombre que difícilmente le prestaría atención esa noche y fue junto a Simon Basset quien la miraba embobado.
— ¿Disfruta usted del baile, Duque? — bromeó al verlo.
— Creo que comienzo a hacerlo — dijo él, con la intención de que ella comprendiera el mensaje oculto en su respuesta.
— ¿Qué tal las jovencitas casaderas?
— Molestosas.
Daphne rió ante su comentario.
Lo que ella no sabía es que alguien desde el otro lado del salón escucharía esa risa tan particular y única suya, pues le había dado la oportunidad (esto sin saberlo ella) de memorizar el sonido de su endulzada risa al Marqués Granger.
Cardan mientras hablaba con Corrine Beumont (la futura maestra de piano de las gemelas), tuvo que disculparse para poder posicionarse en el rincón más cercano a Daphne Bridgerton posible. No pretendía hablarle, simplemente...quería mirar.
Y vaya que lo consiguió.
Porque pudo verla bromear, mirar con dificultad a las personas a la distancia— porque, por supuesto, Daphne tenía un ligero problema de vista y sin duda sabía como hacer que pasase desapercibido para todos (excepto el). También vio cuando reía a carcajadas. La manera en que ansiaba que su acompañante se alejara para poder ir a por un postre, y cuando finalmente Simon se fue, la chica apresuró el paso para llegar a la mesa de comida.
No supo porque pero antes de poder notarlo con certeza, la siguió como si de su vida dependiera aquello.
Su cabello rubio ceniza brilló ante los reflectores de los candelabros, estaba perfectamente recogido y eso lo hizo sonreír al recordar los peinados laboriosos que llevaba cuando era niña. Antes de disimularlo ya había soltado el comienzo de una risa.
