Coriolanus Snow, siempre tan inteligente y el estudiante perfecto para los ojos de los demás, sin puntos débiles o errores para alimentar a sus enemigos... Sus movimientos eran su mejor secreto guardado, o eso pensaba.
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Era viernes por la noche, la abuelatriz y Tigris no estaban, la abuelatriz estaba en el hospital por un tratamiento que Coriolanus había logrado pagarle y Tigris había ido con ella para cuidarla y estar pendiente a cualquier cosa.
Coriolanus había logrado sacar provecho, después de días estresantes de clases una buena fiesta no le caía mal a nadie, ofrecía sus sustancias a chicos y chicas que no eran de la academia e iban de colados, juntaba su propio dinero de la venta de sus propios productos, era inteligente.
Le sorprendió ver a un grupo entrar, Nicholas y Marryn tomados de la mano, al igual que a Ares acompañando a sus primos. Los tres se acercaron a Coriolanus para saludarlo.
—Espero que no te moleste nuestra presencia, vinimos sin ser invitados pero escuchamos a Festus sobre esto —Nicholas le entrego una bolsa de papel—. Es vodka, pensé que necesitarías para todos estos.
—Descuida, es un gusto tenerlos aquí, mi casa es su casa —Coriolanus les sonrió a los tres—. Disfrútenlo.
—No pude comprar nada —Ares le dió un par de billetes grandes—. Por si hay algún daño que necesites reparar después de esto.
Los tres jóvenes se alejaron para adentrarse en la fiesta; con ellos ya no había tanto problema, sabían lo que Coriolanus vendía y querían lo que vendía, en especial Ares. Un chico se acercó a Coriolanus con evidente nerviosismo, su patético susurro fue suficiente, Coriolanus saco de su racing jacket una bolsita con hierba, se la entrego al joven mientras el le entregaba el dinero, Coriolanus suspiro al ver el viejo y gastado billete.
—Traje cerveza —Festus sonrió al verlo—. Las dejé en el refrigerador y por cierto, la cocina es un desastre.
—A esto llamamos una buena fiesta —dijeron Apollo y Diana al mismo tiempo.
—El mejor da lo mejor —dijo Coriolanus con una sonrisa.
—Dime que no es verdad lo que veo —Festus dijo con desagrado al ver a Sejanus acercándose.
—Hola chicos —dijo Sejanus amablemente—. Traje algunas cosas... Creí que necesitarías botanas y vasos —dijo dándole una bolsa a Coriolanus.
—Que amable de tu parte —Coriolanus forzó una sonrisa.
—Quiero cien gramos -susurro Sejanus solo para Coriolanus con total discreción.
Coriolanus le entrego las bolsas a Apollo y Diana, estos se fueron con Festus a la cocina, Coriolanus saco una bolsita y se la dió, seguido Sejanus extendió el dinero y Coriolanus lo guardo.
