Capítulo 91

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-Ramona deja fe saltar, que te vas a lastimar- dije mientras miraba como saltaba en la cama del hospital.

-Ya estoy lastimada- se calmo y se sentó en la cama -Dejame disfrutar lo que me queda de vida-

-Basta de decir eso Ramona- la regañe mientras acercaba el carrito de las medicinas.

-Es verdad-

Mi paciente de hoy es una niña de nueves años bastante inquieta, Ramona tiene neumonia bacteriana con una dificultad de respirar mañana se realizará la cirugía para eliminar todo el daño que tiene en sus pulmones, lo malo es que lleva tres año con esa infección y las probabilidades son muy bajas de que salga viva del quirofano.

-¿Crees que hay vida después de la muerte?- me preguntó mientras llenaba la jeringa de un medicamento.

-No lo se- respondí inyectando la intravenosa, ella bufo exageradamente.

-Nunca sabes nada- se cruzo de brazos, yo solo sonreí saliendo de la habitación con los análisis del los pacientes que me tocaban hoy, mi día iba de lo mejor hasta que me dijeron que mis dos pacientes serían dos niños. No es que odie trabajar con ellos, pero se me hace muy difícil porque aveces cuesta trabajar con ellos, preguntan, tocan, hablan de más pero lo que no me cabe duda es que son más valientes que los adultos.

Entre en la habitación de Erick mi paciente de once años para renovarle el suero, el tiene osteosarcoma, cáncer de hueso todavía se le siguen realizando estudios para saber si hay una cura pero la probabilidades son muy pocas.

-Ramona ¿Se va a morir primero?- yo me sorprendí ante esa pregunta.

-Son cosas que no se preguntan Erick- me acerque a su cama sacandole de encima los juegues que tenia en su cama. -¿Conoces a Ramona?- le pregunté

-Si, nos juntamos a media noche en el pasillo a jugar a las cartas- yo me quedé mirándolo y asentí sorprendida. Le saqué la intravenosa de su brazo para cambiarsela ya que se estaba infectando.

-Yo quiero ser uno de esos‐ señalo hacia el televisor, yo mire hacia donde apuntaba su dedo y vi en la pantalla una pareja de boxeadores pegandose entre ellos.

-Muy agresivo- dije volviendo a ver su brazo.

-Mira eso son mis guantes favoritos- señaló hacia la silla que estaba a un costado viendo unos rojos con dorados guantes -Me los regalo mi abuelo....ya se murió pero pronto voy a estar con el- relaje mi cara viendolo negando -Estoy tranquilo-.

Mordi mi labio para no angustiarme, ellos aceptan más que nosotros, no tienen miedo a equivocarse, no tienen miedo a perder, no tienen miedo de decir lo que piensan, no tienen miedo a morir.

-Vas a estar bien- le dije mientras terminaba de curarle la herida que dejó la aguja.

(...)

-Astoria enserió no quiero ir- le dije por sexta vez lo cual me ignoro -Blaise para el auto- le exigí pero el solo miró a Astoria que le clavo la mirada diciendole te paras y te mató.

-Solo vamos a llevarle algo y a conocer el gimnasio, nunca fui yo- alzó la voz girando la cabeza ya que estaba sentada en la parte de atrás de el coche junto a Zoey.

-¿Por qué querés estar en todos lados a los que va tu novio? Que intensidad- ella me miró mal, me di cuenta que metí la pata al soltar ese comentario tan bruto porque en realidad es así, Astoria tiene el problema de querer estar en todos lados, si no mete la nariz en donde está su novio no vive.

El ambiente quedó en un silencio incomodo así que no volví a hablar, me cruce de brazos molesta mirando hacia la ventana, resulta que me trajeron engañada me dijeron que iba a ir al mercado pero ahora dijeron que van al gimnasio donde entrena Tom, pero yo no me pienso bajar del auto me quedare acá. Blaise estaciono en el parque.

DOLOR- Tom Riddle- t/n Donde viven las historias. Descúbrelo ahora