𝐋𝐔𝐙 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐌𝐏𝐎 𝐃𝐄 𝐉𝐔𝐄𝐆𝐎 • Ona Batlle

𝐄𝐋 𝐄𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐑𝐎 𝐃𝐄𝐅𝐈𝐍𝐈𝐓𝐈𝐕𝐎

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟒

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Elena

La sesión fotográfica en el estadio fue un momento que había estado esperando con ansias desde que Ona y yo comenzamos nuestra colaboración. Habíamos elegido el Estadio Johan Cruyff como escenario, un lugar lleno de historia y significado para ambas. Mientras caminábamos por el césped, el sol se filtraba a través del techo abierto, creando un ambiente mágico a nuestro alrededor.

Ona estaba radiante en su uniforme de juego, su cabello oscuro ondeando al viento mientras posaba para mis fotos. Cada clic de mi cámara capturaba su gracia y su determinación en el campo, pero también había algo más en su mirada, algo que solo yo podía ver.

A medida que la sesión avanzaba, nuestras miradas se encontraban una y otra vez, como si estuvieran buscándose mutuamente en medio del caos del estadio. Y en cada encuentro, sentía como si una chispa invisible saltara entre nosotras, alimentando el fuego que ardía dentro de mí.

Después de una serie de fotos en el campo, decidimos tomar un descanso y refugiarnos en las gradas para revisar las imágenes. Mientras repasábamos las fotos juntas, el aire estaba cargado de electricidad, como si estuviéramos a punto de cruzar una línea invisible que nos separaba.

De repente, nuestras miradas se encontraron una vez más, y en ese momento, el mundo pareció detenerse a nuestro alrededor. Nos quedamos mirándonos la una a la otra, sin decir una palabra, pero con todo lo que necesitábamos, decir contenido en nuestras miradas.

-Elena... -murmuró Ona, su voz apenas un susurro en el aire cargado de emoción.

-Ona...- respondí, sintiendo mi corazón latir con fuerza en mi pecho.

No necesitábamos decir más. En ese momento, supe que algo había cambiado entre nosotras, algo que iba más allá de una simple colaboración profesional. Habíamos trascendido las barreras del tiempo y el espacio, y nos habíamos encontrado en un lugar donde solo existíamos nosotras, donde solo importaba el vínculo que compartíamos.

Y mientras nos mirábamos la una a la otra, supe que esta chispa entre nosotras solo iba a arder más brillante con el tiempo, iluminando el camino hacia un futuro que nunca habíamos imaginado.

Ona

La sesión fotográfica en el estadio era un momento que esperaba con anticipación. Sabía que trabajar con Elena siempre traía consigo una energía especial, una conexión que trascendía la simple colaboración profesional. Y mientras caminábamos juntas por el césped del Estadio Johan Cruyff, podía sentir esa energía palpable en el aire a nuestro alrededor.

Elena estaba concentrada en su trabajo, moviéndose con gracia y determinación mientras capturaba cada momento con su cámara. Pero también podía sentir su mirada sobre mí, como si estuviera buscando algo más que simplemente una buena foto. Había algo en su mirada, algo que me hacía sentir vulnerable y poderosa al mismo tiempo.

A medida que la sesión avanzaba, nuestras miradas se encontraban una y otra vez, como si estuvieran buscándose mutuamente en medio del caos del estadio. Cada vez que nuestros ojos se encontraban, sentía como si el mundo se desvaneciera a nuestro alrededor, dejándonos a solas en nuestra propia burbuja de intimidad.

Cuando finalmente nos sentamos juntas para revisar las fotos, el silencio entre nosotras era cómodo pero cargado de emoción. Y cuando nuestras miradas se encontraron una vez más, supe que algo había cambiado entre nosotras, algo que iba más allá de una simple sesión fotográfica.

-Elena... -murmuré, mi voz era apenas un susurro en el aire.

-Ona. -respondió ella, su voz resonando en mi interior.

No necesitábamos decir más. En ese momento, supe que esta conexión entre nosotras era algo especial, algo que no podía ser explicado con palabras. Y mientras nos mirábamos la una a la otra, supe que había encontrado algo increíblemente valioso en Elena, algo que estaba destinado a cambiar mi vida para siempre.

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