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El valle de los perdidos es el lugar favorito de Lucifer en el infierno, está en la región norte de su círculo, cerca de las montañas donde los gritos de desesperación hacían eco todas las mañanas. Ese lugar es conocido por ser la casa de aquellos que perdieron sus almas cuando los mandos morían, ya que al no poseer almas que los demás quisieran ya no eran "útiles" para el resto de pecadores. Es el lugar más depresivo de todo el anillo del orgullo, no solo habían almas perdidas, era el hogar de los que habían acabado con sus vidas en el mundo de los vivos.

Pero quitando el hecho de que almas depresivas viven ahí, Alastor admite que hay buena vista y fauna infernal. El lago que había comenzado a ver desde la lejanía era prueba de ello, sus ojos estaban en la espalda del rey, el mismo que iba con una sonrisa simple en sus labios. Caminando con él a sus espaldas, sin miedo a que pueda apuñalarlo por la espalda, sin el pensamiento de que vaya a traicionar la nula confianza que se tienen. Estar con Lucifer en el valle de los perdidos, era como caer al agujero que te llevaría al país de las maravillas.

El lago que había visto finalmente estaba frente a sus ojos.

"Curioso, es sangre."

Sumergió el dedo índice y lo sacó a los pocos segundos, llenó de espesa y rojiza sangre. Fue como probar un poco de chocolate, cuando lo sumerges en la fuente y lo rodea por completo hasta llevarlo hasta tu boca... El contacto de la lengua, el dedo y el chocolate... Una gota de sangre se deslizó por la comisura de sus labios cuando su lengua había lamido todo el líquido carmesí.

— Eres un maldito cerdo.

Parpadeó cuando salió de su deleite personal, recordando que el rey estaba con él y que el mismo soberano lo había llevado hasta ahí. Miró el lago una segunda vez y volvió a la postura elegante que tenía antes de probar la sangre del lago.

Y con una voz estática y tranquila dijo.

— ¡Ja, ja! Majestad, debería probar un poco. Puede que le guste.

Lucifer alzaba una ceja con incredulidad, miraba al ciervo como si hubiera dicho la estupidez más grande de su vida.

— No, gracias. — le dio la espalda.

El rubio quería dar por terminada la conversación, pero el demonio de la radio no le iba a dar ese placer. Debe hacer que el rey tenga una conservación decente, dónde ambos puedan dar sus opiniones sin irse a los golpes y amenazas.

"Quizá deba preguntar por el valle."

Dio dos pasos y se detuvo al lado del rey.

— ¿Puedo hacer una pregunta, majestad?

Lucifer lo miró de reojo. — ¿Qué es?

Okay, no fue una mala respuesta. Lucifer finalmente ya no le habla de manera tosca, quizá el pasar tiempo debido a las actividades de la princesa no sea tan mala idea. ¿No? Ha podido hacer más con ellas que con su plan para tomar el corazón del rey, un alfa dominante que puede hacer de su existencia un mero polvo infernal.

Se arregló el chaleco, viendo al rubio, quien dió dos pasos a la derecha para mantener la distancia con el pelirrojo.

— ¿Por qué me ha traído aquí?

Lucifer reía divertido, viendo hacia delante para luego verlo de reojo.

— ¿No es obvio? — Alastor se inclinó para verlo a la cara — He venido a matarte.

— ...

Nunca se esperó ese tipo de respuesta.

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Intenta Poseerme. [RadioApple] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora