Capitulo lll:

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"Siempre he oído que todos los finales son también un comienzo, solo que no nos damos cuenta. Me gustaría creer también es verdad. – Prentiss"



Caminaba por el aeropuerto de Duskwood como si lo conociera de toda la vida, recogí las maletas más grandes asomándome a la salida, buscando el rostro familiar de aquel policía que conocía únicamente de voz y fotos. Di una bocanada de aire, mientras mis ojos se perdían entre las pintorescas calles iluminadas a colores como una pintura antigua, sonreí viendo a la gente pasar, grupos de amigos tomados de los brazos mientras hablaban de cualquier trivialidad, padres cargando a sus hijos, todo era más pacífico.

— Bienvenida a Duskwood, Elizabeth Hotchner. — Sonreí dando la vuelta sobre mis talones para ver al policía frente a mí, con una cálida sonrisa. Era mucho más alto que yo, con una complexión bastante fuerte, tomó las maletas más grandes como si de una se tratase comenzando a caminar.

— Es mucho más lindo de lo que pensé. — Murmuré perdida en el paisaje.

— Lo sé, lo escucho seguido, es parte de mi encanto. — Volteó a verme mientras me guiñaba un ojo, causando una carcajada de mi parte.

Acomodó las maletas dentro de su auto y me abrió la puerta, aquel hombre era una caja de sorpresas, agradecí el gesto entrando mientras sacudía mi cuerpo con la calidez dentro de aquel coche.
Unos segundos bastaron para que se integrara a mi lado sonriéndome nuevamente.

— Me alegra mucho que aceptaras venir, tenemos muchas cosas que hablar. — Aclaró encendiendo el auto, asentí con la cabeza perdiendome entre las calles. — Eso será mañana que termines de instalarte en tu nuevo hogar, me encargué de todo para que te sientas como en casa. — Dijo con tranquilidad.

— ¿A qué se debe todo eso? .— Pregunté volteandole a ver.

— Tú y yo seremos compañeros de trabajo desde hoy, quedé impresionado con la cantidad de cosas que leí en tu expediente, psicoanalista, especializada en tecnología, bases de datos y comportamiento humano, eres un enigma completo, Eli. — Aquello me hizo sonrojar. — Eres la primera en tu clase y aunque tuviste problemas con el FBI, eres una de las principales en la lista de reclutamiento. — Asentí con la cabeza, había estudiado por completo mi trayectoria.

— Me elegiste por mi perfil impecable. — Alardee con todo bromista.

— Eso y porque tuve la dicha de verte actuar en el caso de Hannah Dumont. — Aquel nombre opacó la sonrisa en mi rostro. — Quiero que tengas algo bastante en claro, tú y yo somos pareja ahora, técnicamente esposos de trabajo con la cantidad de tiempo que pasaremos investigando y cubriendo pistas, quiero que sepas que entre nosotros no existirá ninguna clase se secreto, valoro mucho el trabajo bien hecho, quiero que confíes en mí de la manera que voy a confiar en ti. — Esta vez sus ojos se encontraron con los míos, aunque me sonreía, la seriedad en su tono era clara.

— Espero que seamos un gran equipo, quiero ser de ayuda en todo lo posible. — Le dediqué una sonrisa diminuta.

— Mañana te presentaré a más personas del equipo, sabrás todo lo que llevaremos a cabo, pero necesito que descanses y te pongas cómoda. — Dijo deteniendo el auto a unos minutos de nuestra charla.

Nos encontrábamos frente a una casa bastante peculiar, se veía muy hogareña pero el tamaño era notoriamente grande. Tomé la maleta con mi equipo entre manos, Alan tomaba las más pesadas justo como en el aeropuerto haciéndose paso por aquel lugar al lado que seguía sus pasos con cautela. La casa se encontraba completamente equipada, dos niveles amplios y cómodos, en la segunda planta de encontraban 4 habitaciones que tenían lo necesario para ser independientes la una de la otra.
El lugar era impresionante, Alan parecía entretenido con verme perdida entre la belleza del lugar, sonriendo mientras se recostaba en el marco de una de las habitaciones.

Speechless || Duskwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora