Cuando el amor duele

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-NO SE QUE MÁS TE TENGO QUE DECIR PARA QUE ME DEJES EN PAZ- Maite gritaba desde un lado de la habitación, intentando escapar de los objetos que volaban por esta.-NO ENTENDES QUE SI NO ESTÁS CONMIGO NO VAS A ESTAR CON NADIE?- Agustín, su novio, arrojaba todo lo que tenía a su paso mientras caminaba hacia ella. Está era la realidad de Maite desde hace mucho tiempo.

Maite y Agustín se conocían prácticamente de toda la vida, sus padres eran muy buenos amigos y ellos habían crecido juntos, viéndose todos los fines de semana, vacacionando juntos y yendo al mismo colegio. Al igual que sus padres ellos forjaron un vínculo de amistad que era inquebrantable, pero 5 años atrás, a los dieciséis comenzó a  surgir algo más profundo entre ellos.

Una tarde de verano, en una de sus vacaciones a Punta del este, mientras caminaban por la playa, Agustín tomó la mano de Maite y, con una mezcla de nervios y determinación, le confesó sus sentimientos. Maite, sorprendida pero también aliviada, le confesó que ella sentía lo mismo. Así comenzaron a salir. Durante los primeros años, su relación fue la envidia de muchos. Eran felices, se entendían sin palabras y soñaban con un futuro juntos. Sin embargo, hace aproximadamente un año, todo empezó a cambiar.

Los celos de Agustín, que antes parecían solo pequeñas inseguridades, comenzaron a crecer y a apoderarse de él. Se volvió controlador y posesivo, cuestionando cada movimiento de Maite, cada conversación con amigos, cada salida sin él. Al principio, Maite intentó calmarlo asegurándole que no tenía nada de que preocuparse, que ella lo amaba y jamás sería capaz de engañarlo. Pero sus palabras parecían no tener efecto.

Agustín se volvió cada vez más irracional y agresivo. Las discusiones se hicieron más frecuentes y más intensas. Los gritos reemplazaron las risas y el miedo sustituyó la seguridad que Maite solía sentir. La violencia comenzó de manera sutil, con insultos y acusaciones, pero pronto escaló a empujones, lanzamientos de objetos y hasta amenazas de parte de Agustín con quitarse la vida si ellos no estaban juntos. Maite, atrapada en una tormenta de emociones, intentaba recordar al chico del que se había enamorado, pero cada día se hacía más difícil.

No sabía cómo escapar, tenía miedo de hablar con sus padres ellos amaban a Agus. Por lo que las únicas que conocían la situación eran sus amigas, Ine y Vicky, quienes fueron su único soporte durante este tiempo lleno de violencia. Múltiples veces le habían dicho a Maite que denuncie la situación, pero aunque estaba muy lastimada, ella amaba a Agus, al fin y al cabo habían crecido juntos.

-DECIME LA VERDAD, CON QUIÉN MIERDA ESTUVISTE ANOCHE MAITE- ya no podía escapar, agustín la había acorralado contra la pared y le sostenía los brazos contra la misma.
-HABLA O NO TE DA LA CARA PARA DECIRME QUE ESTUVISTE CON OTRO, SOS TAN FÁCIL- Las lágrimas brotaban de los ojos de Maite.- Ya te dije que fui a lo de Vicky, me volví lo más temprano que pude pero no me agarraba ningún uber- La voz de Maite salía en un susurro entrecortado, estaba completamente asustada. -QUE SE LA ÚLTIMA VEZ QUE LLEGAS TAN TARDE, LA PRÓXIMA NO VOY A SER TAN BUENO- fueron las últimas palabras de Agustín antes de soltar su agarre y meterse al baño dando un portazo. Maite se hecho a llorar completamente desconsolada, estaba harta de esta situación, pero demasiado asustada como para salir.

Maite seguía sentada en la cama llorando, cuando sintió unos brazos que la envolvían. -Ya está amor, no llores, vamos a dormir- Maite estaba agotada, siempre era la misma situación, celos violencia, amenazas. Agustín desaparecía un rato y después volvía pretendiendo que nada había pasado. -Tan cínico vas a ser? No te cansas de hacer siempre lo mismo? Cuando va a ser el día que confíes en mí Agustín?- Ahora la expresión de el había cambiado, todos los músculos de su cara se tensaron. -Si no me dieras motivos no tendríamos las mismas discusiones siempre, pero como sos tan trola y te encanta ir por ahí haciéndote la linda con todos. Decime Maite cómo queres que me ponga?- Maite se paró, quería encerrarse en el baño y llorar hasta que su realidad cambiará mágicamente. Pero apenas hizo dos pasos un tirón en su brazo la devolvió a la cama.-Te dije que nos íbamos a dormir, no te hagas la loca. Suficiente con todo lo que me hiciste hoy- Maite, ya sin fuerzas para pelear se tiró en la cama acatando las órdenes de Agustín. Una vez más lo dejo ganar.

Cuando se levantó al otro día Maite estaba sola en el departamento que compartía con Agus, así que aprovecho que Agustín se había ido y llamó a sus amigas. Les contó la situación de la noche anterior mientras lloraba desconsoladamente, estaba triste y enojada, odiaba la persona con la que estaba, pero al mismo tiempo ella conocía lo amoroso que él podía llegar a ser, y le gustaba aferrarse a la idea de que todo volvería a ser como ese verano donde nació su amor. Nada estaba más lejos de la realidad que esa idea, y sus amigas se lo repetían constantemente.

Las conversaciones con sus amigas sobre Agustín siempre era iguales, ella les contaba de su pelea, sus amigas se preocupaban y le pedían que salga de ahí y que lo denuncie, pero Maite terminaba recordando momentos de su relación años atrás y el amor que le tiene a pesar de todo.

La realidad es que le generaría demasiada culpa denunciarlo, sumado a que tenía miedo de causar problemas familiares. Si quería denunciarlo, primero tendría que decírselo a sus padres, qué iba a hacer si no le creían? Era una pregunta que la atormentaba. A la vez, sabía que si hacía la denuncia a espaldas de su familia, ellos se iban a terminar enterando por la familia de Agustín. Y lo más probable es q la versión de ellos no la beneficiara.

"Haga lo que haga, siempre pierdo"

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