𝟬𝟭» 𝗣𝗿𝗼́𝗹𝗼𝗴𝗼

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La tarde iba progresando, mientras sol por su parte perdía intensidad, la calle sólida disminuía la temperatura, calle por la cual el viejo vehículo amarillo se movía por el asfalto con mucho esfuerzo, sacando humo por todas partes y con un motor que en cualquier momento daría su último tramo de potencia.

Afortunadamente, ese momento no llegó, antes el auto se detuvo en frente de la vivienda destino, el conductor llevó su mano derecha a la llave pegada al switch y apagó la unidad, soltando un fuerte sonido proveniente del escape... Seguido del parachoques delantero que se cayó al suelo.

Haces lo correcto hijo. — Goofy llevó la mano derecha al hombro del menor, dandole unas leves palmaditas de consuelo.

— Si lo sé. — Dijo Max con la mirada baja y desanimada. — Pero no creo que quiera hablar conmigo. — Miró rápidamente a su padre y nuevamente cerró los ojos.

— Bueno, si no te habla... Tal vez es que no es la chica para ti. — Alegó el mayor.

Max se tomó un segundo en responder, tratando de aceptar su destino. — Eso es lo que temo. —

Max bajó del coche e inició el camino hacia la puerta de la casa, con las manos entrelazadas detrás de la espalda y con la cabeza baja, aún pensando lo que podría decir, y como lo haría, sin duda era difícil aceptar que una mentira tan grande terminara demostrando que fue verdad. Eso es lo que más le fastidiaba a Goof, aún y con todo a favor, tenía que decir la verdad, tenía que renunciar al amor de su vida.

Mientras subía los pocos escalones hasta el porche de la casa sentía como su corazón latía más y más rápido. Y ni hablar cuando por fin, acercó el dedo al timbre del hogar, mostrándose tranquilo e indignado, soltando un leve suspiro antes de escuchar el sonido de la puerta al abrirse.

— ¿Uh? —

Impresionado tras ver cómo al abrirse la puerta, se encontraba el padre de la chica, semidesnudo y únicamente con una toalla y una gorra de baño cubriendo su cuerpo, claramente el inquilino estaba molesto, gruñendo leve pero notoriamente, pues el ver la cara de Max no era de sus pasatiempos favoritos, y menos cuando venía a visitar a su hija, con la cual había tenido una gran cercanía antes de salir de vacaciones.

A-a- ¡Hola! — Dijo el joven con una sonrisa nerviosa en su rostro. — ¿Me recuerda? —

Sin hacer otro movimiento, Max se aturdió por el portazo que el habitante le otorgó en toda la cara, dejando al nervioso Max con un momento de shock.

— ¡Papá! —

Se escuchó desde adentro del recinto, para justo después volverse a abrir la puerta, dejando ver a la persona que Max buscaba, aquella hermosa y joven chica con un bello y largo cabello pelirrojo, una piel fina y clara, pupilas grandes y negros, además de ese característico lunar debajo de su ojo izquierdo.

— ¡¿Max?! —

La chica sonrió cálidamente al observar a la persona que se encontraba en el porche, abriendo más la puerta para poder observar al visitante con más claridad y también dejarse ver completamente.

¡Te ví en televisión, estuviste genial! — Exclamó Roxanne con una gran sonrisa en su rostro, juntando ambas manos en forma de puños debido a la emoción, emoción que no solo se produjo por lo que la chica dijo, si no más bien por ver a Max frente a ella, en su porche, cómo unos días atrás había ocurrido.

MAX: La carrera del amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora