BENDICIÓN

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Tal como lo había prometido Yunho, a la semana siguiente aquella habitación abandonada en la enorme casa se había convertido en la sala perfecta para las sesiones de estudio. Paredes blancas, un escritorio, una lámpara con la iluminación recomendada y un reloj analógico destacaban dentro del espacio remodelado. En las repisas nuevas se encontraban decenas de libros dedicados exclusivamente a los ítems abordados en el suneung y en los exámenes nacionales; mientras tanto, las novelas y antologías poéticas permanecieron en la habitación de Jongho.

Al ingresar al cuarto, el estudiante no evitó sentirse de cierta manera conmovido. Jamás pensó que estudiar requería de ese tipo de medidas, ni tampoco creyó que aquella bodega pudiera lucir acogedora.

- ¿Qué te parece?- indagó Yunho.

- Me gusta mucho. Por un momento pensé que mandaría a pintar las paredes negras- bromeó Jongho, ganándose una discreta sonrisa por parte del mayor.

«Al parecer sí tenía sentido del humor», pensaba Jongho.

- Me parece que ves muchos dramas. No desaprovecharía la maravillosa iluminación pintándola de negro, sería un desperdicio- comentó.

Jongho asintió, antes de prestar atención a una repisa que no recordaba haber visto antes.

- Como notarás, todos los libros que te gustan permanecerán en tu habitación. La idea es que cuando descanses lo hagas de verdad. No todos tienen la oportunidad de tener una sala aparte, es un lujo.

Ante lo dicho, Jongho lo miró intrigado. Pensaba que tal vez era de esos tutores tiranos capaces de tenerlo colgado de los pies memorizando un texto, pero al parecer el tal Jeong Yunho era un tipo más agradable de lo que pensó, aunque su nivel de perfeccionismo no dejaba de intimidarlo un poco. ¿Y si en realidad no estaba a su nivel? ¿Qué tal si no era capaz de cumplir con sus expectativas?

- Me esforzaré mucho- prometió Jongho, haciendo una pequeña reverencia como agradecimiento.

Sabía que no tenía mucho sentido agradecer por un servicio que costó una millonada del bolsillo de sus padres, pero de todos modos sentía la necesidad de ser cortés.

- Espero que seamos un buen equipo, no sólo los dos, tus padres también- expresó Yunho, volviendo al semblante serio que lo caracterizaba.

[...]

El día estaba radiante, y tal vez hacía demasiado buen tiempo como para que Jongho estuviese plantado en su escritorio resolviendo un prototipo del examen de matemáticas. Si bien no tenía problemas con los números, se había encontrado con un ejercicio especialmente complicado.

El estudiante suspiró mientras trataba de recordar la fórmula idónea para el problema en cuestión. Deseaba que Yunho hubiese instalado un reloj digital y no uno de manecillas; el sonido del segundero parecía amplificarse en medio del silencio, como si llegara a taladrar en lo más profundo de su cráneo. Ante la intranquilidad, no evitaba morder la parte posterior de su lápiz.

Lo segundo que lo inquietaba, era saber que tenía la mirada de Jeong reposando sobre su sien derecha. El tutor permanecía de pie al otro lado de la habitación, con los brazos cruzados, podía verlo de reojo.

- Paremos ahí- irrumpió su voz grave, provocando que su corazón pegara un brinco.

- Lo siento- murmuró Jongho, temiendo un eventual regaño.

- ¿Cuánto tiempo te ha tomado tratar de resolver ese ejercicio?- interrogó Yunho con severidad, acortando la distancia entre ambos.

Jongho observó el cronómetro en la mesa y tragó antes de responder, aún sin atreverse a mirar a Jeong a los ojos.

Respuesta (In) Correcta [2ho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora