VOLVER A EMPEZAR

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Sujin se encontraba vertiendo el té desde la tetera a la taza de porcelana, aún con la angustia palpable en su pecho. Tenía la culpa de que todo se viniera abajo.

Si tan sólo no hubiera permitido que Jongho se fuera de casa, las cosas serían muy diferentes.

Por su parte, el menor se encontraba sentado en la sala de estar con un semblante terrible.

Sujin dejó el té sobre la mesa de centro frente al contrario, quien ni siquiera alzó la mirada para verla. De hecho, no le había dirigido la palabra desde que llegó con sus padres y Yoohyeon.

El señor y la señora Choi le habían contado absolutamente todo a Jongho, quien aún estaba haciendo un esfuerzo para lograr procesar el extenso e irreal relato que acababa de oír.

Jongho trataba de imaginar algunas cosas y dolía. No lograba concebir que estuvo en el funeral de su madre, pero en los brazos de la señora Choi, quien había ido de buena voluntad y que con la misma disposición decidió realizar los trámites para adoptarlo posteriormente.

Tal vez si las cosas hubieran estado claras desde el principio todo habría sido diferente, menos doloroso y menos cruel.

Lo que nunca sabría era si realmente la mayor lo quería o si era capaz de todo por cuidar de la imagen de su familia.

Probablemente, durante todos los años en que lo vio crecer no habia desarrollado cariño por el, pero a la vez tampoco estaba dispuesta a que hubiera otro Choi fuera del núcleo familiar, que la gente se enterara y murmurara cosas.

Que su esposo la engañó, que tuvo otro hijo y todo prácticamente frente a sus narices.

Quería tener todo bajo control y eventualmente se volvió amiga de Sujin, a quien conoció durante el funeral. Se dio cuenta de que aquella mujer cooperaría para que todo funcionara como ella quería, ya que necesitaba un empleo que no la alejara de su sobrino.

Poder tener un trabajo más estable, cuidar de Jongho y que éste tuviera una vida mejor de la que ella hubiese podido darle parecía más que perfecto. No obstante, ninguna de las dos pudo dimensionar las consecuencias a largo plazo.

- ¿No tienen alguna foto?- murmuró de pronto.

La señora Choi abrió sus ojos grandes y miró a su esposo, quien dirigió su mirada a Sujin. La mujer reaccionó de inmediato.

Una vez que volvió, le extendió la foto con cierto temor a Jongho, quien alzó la vista por fin.

Las lágrimas de Jongho se desbordaron al apreciar la fotografía que retrataba a una mujer sonriente. Inevitablemente acarició el papel, como si pudiera conectar con ella de alguna forma. No había visto a una mujer tan hermosa en su vida.

Sarang, ella era su madre y todo parecía irreal.

- ¿Entonces somos familia, Sujin?- indagó, aunque su tono no sonaba muy acogedor. Su voz se oía severa.

- Jongho...- apenas murmuró al encontrarse con su mirada desgarradora.

- Lo fuimos todo el tiempo...- pensó en voz alta, con la vista en el ventanal.

La mujer asintió levemente, sintiendo cómo ahora sus lágrimas caían inevitablemente.

- Pero eres igual al resto, siempre fingiste estar de mi lado, pero me mentiste todo el tiempo soltó, totalmente dolido.

- No es culpa de Sujin- intervino la señora Choi.

- No me importa de quién es la culpa. Todos ustedes están mal, tienen la mente totalmente retorcida- voceó Jongho.

Respuesta (In) Correcta [2ho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora