3. Colegio

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Nunca había ido al colegio

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Nunca había ido al colegio

En el orfanato nos enseñaban en una sala de clases en común que había en el mismo lugar donde vivíamos, por lo que no salíamos de ahí realmente.

Y jamás había conocido un colegio tan particular como este, y particular me refiero a que todos los padres venían a dejar a sus hijos en grandes autos, los niños tenían IPhone de celulares y traían mochilas de marca junto a lo que creo que son IPad.

¿Por qué no usaban cuadernos?

De todas formas no me podía quejar de ello porque yo me estaba volviendo una de ellos, es decir, Kaia y Charles ya me habían encargado un celular y me venían a dejar en autos demasiados lujosos, y estoy segura que, si no fue porque no quise abandonar mi mochila junto a mi cuaderno, sería completamente como ellos.

Aunque ahora que estoy aquí, creo que debí hacerlo.

— ¿Quieres que te acompañemos Maya? — pregunta Charles girándose a mirarme provocando que asienta algo tímida. — Está bien, aprovecharemos para conocer el colegio.

Kaia y Charles se bajan del auto junto conmigo para empezar a caminar los tres de la mano, me parecía algo muy bonito porque me sentía más unida a ellos. A medida que entramos al colegio, cada vez se me hace más grande y yo más pequeña, no obstante, al parecer Kaia y Charles lo conocen mejor cuando me dirigen hacia un pasillo hasta tocar una gran puerta.

Joder, ¿No podían ponerme en un colegio donde hubieran personas como yo?

— Kaia y Charles. — murmura la señora emocionada saludando a ambos de la mano hasta que su mirada se dirige a mi. — ¿Tú eres Maya?

— Sí. — respondo tomando su mano tímidamente para terminar escondiéndome detrás de la pierna de Charles.

Los tres me miran con una sonrisa divertida, hasta que se dedican a conversar sobre el trabajo de Charles y Kaia a medida que entramos en más profundidad al colegio. En lo que avanzamos, la señora que ahora sé que es la directora nos muestra el colegio; el establecimiento cuenta con canchas de pasto, tierra y hielo para los distintos deportes que se practican, hay salas de música, arte y un espacio para el teatro, así como, una cocina, un laboratorio químico y una sala de vestuario.

¿Cómo podían impartir tantas materias?

En las salas habían 20 alumnos como máximo, con profesoras especializadas en las necesidades de cada niño y que sabían de diferentes idiomas que debíamos aprender a dominar.

¡Era una locura! Con suerte hablaba bien mi idioma natal.

Me sentía completamente abrumada.

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