Capítulo 13

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Hugo acababa de volver hacía el coche después de darme su numero de teléfono, me guarde el papel en el bolsillo de mis tejanos, y me fui hacia la puerta del hospital de San Diego. Que poco me gustan estos sitios tan fríos.

Entre por la puerta principal, a los segundos de haber entrado, lo primero que pude ver fue a enfermeras en batas y zapatillas de un plástico de colores caminando de arriba a bajo por el hospital, a un par de recepcionistas con una sonrisa en la cara, a pesar de estar en un sitio frió como este. Escalofriante ver sonreír a alguien en un sitio así. Después de quedarme mirando atónita mi alrededor, decidí acercarme al mostrador donde se encontraban las recepcionistas.

Al acercarme, las dos recepcionistas me miraron, y se miraron entre ellas. La recepcionista de melena rubia se acerco a mi. - Buenas tardes, en que puedo ayudarte?

- Buenas tardes, soy Hanna Parker, estoy buscando a... - La recepcionista me interrumpió.

- Estas buscando a tu padre, ¿Me equivoco? - Negué con la cabeza mientras ella revisaba lo que supuse que era el informe de mi padre. - Sala 401, cuarta planta.

Me aleje de recepción y me dirigí con rapidez hacia el ascensor. Mientras esperaba su llegada, revise mi teléfono. Tenía mensajes de Boris y de Lú, que más tarde respondería.

Una vez ya dentro del ascensor, no podía dejar de pensar en el estado en el que podría encontrarse mi padre, en Hugo.. Hugo.. EL PAPEL! Rebusque el papel entre los bolsillos de mis pantalones tejanos y lo abrí. Allí estaba. El numero de uno de los Lewis. Hace una semana me llegan a decir que tendría el teléfono de un Lewis y me hubiera reído en su cara.

La mecánica voz del ascensor indico que estábamos en la cuarta planta, una vez abiertas las puertas, me puse a buscar la sala 401, después de un par de pasillos, al final del todo, antes de encontrar la ventana final del pasillo, se encontraba la sala en la que estaba mi padre.

Pique a la puerta, y entre.

-- Pasa Hanna, estoy aquí. - El tono de la voz de mi padre era decaído.

Una vez dentro, lo primero que vi fue un pequeño baño cercano a la puerta, al seguir caminando, me encontré con mi padre en la cama donde se encontraba estirado y mal herido; esta estaba en el centro de la habitación, una silla de hospital al lado de la cama tocando hacía una gran y única ventana de la habitación; justo al lado de esta, se encontraba un pequeño armario, en el que probablemente se encontraban batas y toallas. Cercano al armario, un pequeño televisor. He de admitir, que es una de las mejores habitaciones que había visto en un hospital.

- Hola Papa, que ha pasado? - Dije intentando no perder la voz.

- Un estúpido coche se salto un Stop, y prácticamente se me llevo por delante.

Después de unos segundos de silencio intentando no contener mucho esa horrible escena en mi mente, continué con la conversación.- Has puesto una denuncia, verdad?

- Por supuesto, ¿Que clase de juez sería sino?

- Espera! ¿JUEZ? Eso significa que...

Mi padre sonrió y asintió con la cabeza. Llevaba meses estudiando para unas pruebas de trabajo para ascender a Juez, etc. Había faltado muchísimo en casa y había tenido que estudiar durante muchísimas horas, a decir verdad, creo que estudiaba mas que yo. Pero por fin, a obtenido sus frutos. Salte a abrazarle de la emoción, pero evidentemente, no fue una buena idea.

- No nos emocionemos tan rápido, aun no me han dicho nada, pero al menos esta estresante temporada de estudio, se ha terminado.

- De acuerdo papa. - Me senté en un extremo de la camilla de hospital y cambie de tema. - Volviendo al tema anterior... ¿Te han dicho cuanto tiempo estarás en reposo?

- En realidad.. - Volvió a bajar su tono de voz. Hablar sobre accidentes con el, nunca ha sido fácil - Estaré aquí aproximadamente un mes, por lo visto he tenido fisuras mas graves de lo que parece.

Mire al suelo. Sabia que mi padre era una persona fuerte. Después de todo lo que habíamos vivido, sabía perfectamente que mi padre podía con esto, y con todo lo que le ocurriera. Pero eso no significaba, que mi preocupación y dolor de verle en este estado, fuera inexistente.

- Acércate cariño...- Dijo mi padre rompiendo el silencio, con un tono dulce - No tienes por que preocuparte de acuerdo? Todo va a salir bien. ¿Vale? - Sonreí a mi padre intentando evitar que cayeran mis lagrimas. - Ahora ven aquí y dale el beso del esquimal a tu viejo.

- Papa, no crees que somos lo suficiente mayoricitos para estas cosas? - Dije riendo descaradamente

- Para nada, sigo igual de joven como cuando te enseñe ese beso de esquimal a los 5 años, así que acércate a tu viejo- Dijo sonriendo.

Le dí ese beso de esquimal que tanto me reclamaba cuando era pequeña, era como nuestro saludo especial. Jamas olvidare esa clase de cosas, por muchos años que pasen.

- Papa.. - Dije después de aquel tierno momento con mi padre.

- Dime hija

- Me prometes que no pasara lo mismo que paso con..

*Tock tock*

- Siento interrumpir. - Una enfermera apareció con un carro lleno de agujas, tubos, sueros, y toallas en la habitación tras haber escuchado esos golpes. - Buenas señor Parker. Ella debe de ser su hija, ¿no?

- Buenas Gladis. Sí, ella es mi hija, Hanna. - Dijo mi padre con un tono alegre. Al parecer, ellos ya se conocían.

- Encantada- Dije dándole la mano a Gladis.

- Un placer. Yo soy Gladis, soy la enfermera principal que se encarga del bienestar y medicamentos que hemos de injertarle a tu padre. - Dijo con una amplia sonrisa. Esta chica, que no tenía muchos mas años que yo, tenía que reconocer, que era muy simpática y amable. Como se nota la diferencia, cuando vas por seguridad privada.

- Resumiendo Hanna, Gladis es la enfermera que me deja chutado durante todo el día. - Dijo mi padre una de sus típicas bromas.

**

Pasado un rato, mi padre se había quedado dormido después de su tratamiento. Y yo ya me había incorporado en la habitación, me senté en aquel incomodo sillón y empece a responder los mensajes anteriores. Entre ellos, acumulados unos 36 mensajes después de la última vez que revise el teléfono.

Después de haber respondido a todos ellos. decidí coger el papel que me había entregado Hugo hacía unas horas, abrí el papel, encendí el teléfono de nuevo. Y le agregue a mis contactos.

Una vez agregado, cerré mi agenda de contactos, busque la app de WhatsApp y empece a buscarlo.

Helen Sawn

Hector Jarter

Hugo Lewis

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"Hola Hugo, ¿me hechabas de menos?"

Préstame tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora