Capítulo 1

826 21 0
                                    

«Riiiiingg,Riiiiiinggggg»
- Hanna, baja o llegarás tarde clase!

Aquella combinación de sonidos era sin duda, la mejor manera de despertar un lunes, con los chillidos de mi padre y el despertador que vibraba hasta estamparse contra el suelo. Como de costumbre mi primer intento es volver a dormir tapando mi rostro y  envolviéndome en las miles de mantas que recubren mi cama como si fuera un Kebab, pero, también como de costumbre aparece mi perro, Ody, dándome un agradable baño de babas que hacen que sea imposible volver a reconciliar el sueño.

- Buenos días Ody!- dije acariciando su cabeza mientras el estiraba su cuerpo perruno y sucio en mis sabanas azules.

Me debatí en una enorme pelea para salir de esa enredadera de sabanas y dirigirme a darme una agradable ducha que no fuera de babas de perro. Pero al parecer Ody obtuvo mas facilidad que yo, salio corriendo con facilidad al oír la voz de mi padre decir: "Ody! La comida, ven chico! *Y empezó a silbar*" Ojalá yo pudiera salir de mi cama con tanta facilidad un lunes por la mañana. 

Finalmente, después de retorcerme por los sabanas en busca de una salida, caí al suelo frío, pero finalmente salí. Y corrí hacía el baño personal de mi habitación. Mi padre era un abogado que cobraba bastante, y a pesar de que por su trabajo su ausencia en casa fuera prácticamente invisible, cuidaba de mi estupendamente, a más me podía permitir lujos como el tener un baño personal en mi habitación. Tampoco no puedo quejarme. 

Me desnude dejando caer toda la ropa en el suelo para entrar en la ducha, en milésimas de segundo chorros de agua fría golpeaban mi piel desnuda, me aparte dejándome en un rincón de la ducha hasta que empezará a entrar en una temperatura agradable, después, empezaría a ducharme.

Conseguí llegar a una temperatura media y poder ducharme, salí y envolví mi cuerpo con una toalla que llegaba desde el pecho a las rodillas, me lave los dientes y seque mi pelo totalmente empapado y rizado.

Volví a mi habitación para vestirme, abrí mi armario de par en par y empecé a sacar ropa y lanzándola a la cama. Finalmente, en mi cama se veía unos tejanos pitillos azules claros, una blusa de un color rojizo llamativo y una fina chaqueta negra que me llegaba hasta un poco antes de las rodillas, que combinaban con unas bambas converse negras que me regalaron en mi cumpleaños. Ya llevaba la blusa puesta, y me puse los tejanos claros dando saltos intentando que los pantalones subieran con más facilidad, pero saltando y saltando, caí al suelo y desgraciadamente, bajando por las escaleras dando botes con el trasero, lo primero que pude observar al llegar a la planta de abajo fue la mirada de mi padre riéndose al verme en el suelo. Me levante y empecé sacudir mis pantalones, me subí la cremallera del pantalón, que finalmente había conseguido ponerme, y abroche su botón.

- Papa, podrías dejar de reirte, podría haberme matado!

- Cariño, no seas exagerada, tan solo te has caído - dijo mientras se reía- anda, ven a desayunar que tienes las tostadas en la mesa, sirvete lo que quieras para beber.

Me acerque a la cocina y agarré un zumo de piña y me lo llevé hacía la mesa principal en la que mi padre estaba sentado con uno de sus trajes habituales de ir a trabajar, siempre me decía "Hayquecausarbuenaimpresiónalclienteparaqueelclientesesientaseguro." o cosas así para hacerme entender que un abogado que iba de camino a juez no podía ir a trabajar de cualquier manera.

Le di un bocado a mi tostada con jamón dulce bajo en grasas, mientras miraba la televisión de 47 pulgadas, como ya os he dicho, no nos faltaba de nada. Mire el reloj que había en mi muñeca, me quedaban 20m para recoger las cosas y llegar al instituto. Cogí mi mochila, puse el bocata que me había hecho la noche anterior y me despedí de mi padre dándole un beso en la mejilla, agarré las llaves y cerré.

Al salir de casa, vi a 3 personas de mi barrio dirigirse al instituto, si mi vista no me fallaba, eran Alan, Lú y Diego. Alan y Diego vivían uno al lado del otro, unas 4 casas mas adelante que la mía, y Lú vivía dos casas atrás de la mía. Ella era una de mis compañeras de Geografía, Francés, y Historia, íbamos a diferentes clases, por eso tan solo coincidíamos en algunas aulas, pero por suerte nos conocimos en el jardín de infancia, y viviendo prácticamente al lado, era fácil mantener una amistad.

Alcé el brazo moviendolo en el aire para conseguir captar su atención, una vez la capté, me saludo del mismo modo, cerro la puerta de su casa y se acercó a mí.

- Hola Hanna! - dijo abrazandome con una sonrisa.

- Hola Lú! Preparada para un día más de clase?

- Me temo que sí! Has empezado el trabajo que mando Susana, la profesora de historia?- dijo Lú mientras empezabamos a subir por la calle dirección al instituto- Porque yo aún no.

- La verdad es que yo tampoco, lo tengo apuntado para empezar, comenzaré por la tarde. Si quieres puedes venir a mi casa y lo hacemos juntas.

- ¡Vale! Pero no quiero causar molestia a tu padre, debe de estar algo ocupado por el trabajo.- dijo encogiéndose de hombros

- ¡Ni digas tonterías Lú! Si sabes que eres como una hija más para mi padre- le di un golpe en el hombro con mi codo- Podría decir que te quiere más a ti que a mí, siempre esta diciendo: "¡Miraqueaplicada! Tudeberíasserigual bla bla bla.."

- Aplicada? Tu padre no me conoce bien- dijo riendo a carcajadas.

Empezamos a reír descontroladamente al pensar en las palabras que acostumbra a decir mi padre sobre Lú. Cuando nos quitamos las lágrimas de los ojos de tanto reír, buscamos algo de claridad y conseguimos poder ver el Instituto frente nosotras, miramos nuestros relojes y vimos que faltaban 5m para la campana que marcaba la hora de entrar en clase. Así que nos dirigimos a los pasillos principales.

Préstame tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora