Los enamorados

{VIII} LA VERDAD

Laura

Cariño, Ruben y yo nunca fuimos solo mejores amigos, teníamos una aventura hasta hace poco más de un mes-.

Me paralice, no me lo podía creer, en casi dos años de relación me estuvo poniendo los cuernos con la chica que más inseguridad me daba y encima no sabía ni cuándo empezó esta aventura, ¿a lo mejor me llevaba engañando desde el principio? ¿Por eso nos había secuestrado?

Eso es mentira-. Dije mientras buscaba la realidad del asunto en la mirada de Ruben, quien ante la situación solo bajó más la cabeza mientras hacía una mueca de culpabilidad que me hizo darme cuenta de que todo lo que me estaba diciendo era verdad.

No es mentira, y quieres saber más?-.

Marta cierra la puta boca-.

Ruben estaba mirando con rabia a Marta y sabía que lo peor estaba por llegar.

Cuéntamelo todo Marta-. No quería saberlo pero lo necesitaba.

Ruben empezó a suplicarnos a las dos que dejásemos todo como estaba pero fue en vano, me levanté, Marta se sorprendió de que no estaba atada pero en ese momento no lo dio mucha importancia, así que le volví a preguntar qué era eso tan importante que tenía para decirme y entonces soltó la bomba inesperada que hizo que todo mi cuerpo dejara de reaccionar por unos instantes, esas palabras resonaron en mi cabeza durante lo que podrían haber sido minutos hasta que no soporté lo que estaba pasando y exploté, hice algo que hasta día de hoy sigue rondándome por la cabeza.

Estoy embarazada, de tres meses-.

Si, esas fueron las horripilantes palabras que mis oídos tuvieron que presenciar en ese instante, miré a Ruben, quien solo podía negar con la cabeza y evitar mi mirada.

Mi novio no solo me había sido infiel, si no que además tuvo las pocas luces de no cuidarse y dejar embarazada a la otra, si no es que la otra era yo.

Me la pasé dándole vueltas al asunto y a la única conclusión a la que conseguí llegar fue que ese cabrón merecía estar muerto, me habían secuestrado por su culpa, me había sido infiel y encima había dejado embarazada a mis cuernos, la ira se apoderó de mí y entonces cogí mi plato de comida y lo estrellé contra el suelo, el plato se hizo pedazos y en ese momento lo vi todo negro, dejé de ver, no recuerdo nada posterior a ese momento pero por lo que pasó después me imagino que fue lo que hice. Cuando recuperé el sentido estaba encima de Ruben, con un trozo del plato en la mano y todo estaba lleno de sangre, Marta solo reía desde la puerta y Ruben tenía todo el vientre sangrando. Me levanté rápidamente y tiré lo que ahora sería el arma homicida.