Tras pasar tres meses apenas sin hablar con Meyi, Beomgyu siguió su vida. No cogía el teléfono por alguna razón, una razón que le perseguiria hasta saberlo.
Un día, recibió un mensaje de ella.
Siento no haber cogido el teléfono, han habido problemas. Te he dejado un regalo en la puerta, por las molestias. Te quiero.
El, confuso fue a la puerta, al abrirla, un sentimiento de alegría le inundó.
- Hola Beom.- Dijo ella.
- Meyi!- Dijo abrazandola- Que haces aquí? Porque no me has llamado? Estaba preocupado.
- Me dejas pasar y te explico?- El asintió.Una vez dentro, el le sirvió una bebida y se pusieron a hablar.
- Pues, no te cogía el teléfono porque se me había roto el móvil. Se que habían más métodos, pero, no lo pensé. Fui una idiota.- El negó acariciandole la cara.
- Cuanto tiempo te quedarás?- Ella sonrió.
- Hasta que mi corazón deje de latir.- Dijo ella. A lo que, el la abrazó con un gran sentimiento- Al fin y al cabo, ahora empezamos bachillerato y, ya tengo una plaza. En tu clase, seguramente.
- Tenemos que ir a ver a los demás.- Ella negó.
- Ya les he ido a ver. Les he dicho que no digan nada.- Hizo una pausa- Te tengo que enseñar mi piso. Está cerca.
- No vivirás conmigo?- Dijo sorprendido.
- No hasta que acabemos los estudios. Es una "tradición " familiar, era la única manera de venir, si no, no me lo permitían.- Beomgyu asintió.Ambos se tiraron un buen rato hablando. Salieron a pasear un rato y se divirtieron, como, todas las parejas de su edad hacen, y, deben hacer.
El se quedó hasta tarde ayudado a colocar los muebles de ella.
- Tienes hambre?- Dijo ella.
- Un poco.
- Iré a por ramyon. Podemos ver una película.- El asintió- Prepara la película, yo compro.No tardó en volver. Ambos se sentaron en unas sillas plegables, la mesa, también lo era, de las que te llevas para hacer un picnic. De momento, el lugar, no era el más acogedor. Estaba montado lo más necesario, como: la cama. Y poco más, lo demás, estaba en cajas.
Es esa sensación de un lugar nuevo, incompleto.
- Esto me recuerda a cuando mis padres se mudaron a Seúl.- Dijo el.
- De donde eres?
- De Yongheon. Es un pequeño pueblo, cerca de Busan. Por eso me se mover tan bien por allí.- Hizo una pausa- Es la misma sensación de cuando me mudé aquí con ellos. Cenábamos en una mesa plegable tal y como ahora, también jugábamos a juegos. Hasta que, la casa se llenó de nuestras pertenecias, luego, esas cosas las dejamos de hacer.- Meyi asintió.
- Lo hechas de menos?- Hizo una pausa- Esa sensación.
- La verdad es que sí. Mis padres, se divorciaron y... Solo pasé dos años en esa casa con ambos, luego, me quedé con mi madre en la casa de mi abuela, que vivía aqui cerca, iba a ver a mi padre muchos días. No era una semana cada uno. La verdad, me costó algo de tiempo superarlo.
- Es comprensible.- Dijo ella.
- Bueno, no soy el más adecuado para añorar a su familia.- Dijo dándose fue tan de que, la que estaba sola de verdad era ella.
- Claro que si eres el adecuado. Yo les dejé porque quería, a ti, te dividieron en dos, no podías hacer nada. Pero, no te preocupes- Dijo ella.
- Lo único, que, para presentarte tendrás a más gente.- Dijo el sonriendo.
- Y tu tendrás que ir a China.- Dijo feliz- También veras a Yang.
- Hombre, no lo dudes eh.- Dijo riendo.Cuando, se hizo más tarde, el se marchó. Ella acabó de recoger lo poco que quedaba y se metió en su cama, a leer.
Era su libro favorito: Sol De Media Noche, de Stephanie Meyer.
Cuando, le entró el sueño, se tumbó para así tener un rato de pensar, hasta que, se quedó dormida. En medio de la noche, ella dormia, mientras que, en sus sueños, había una radiante luz, una radiante luz, que dejaba ver los momentos que ha pasado con sus amigos y familia. Un sueño que desearía que fuera real.
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Como la brisa de primavera
Lãng mạnUna chica china va de intercambio a Corea por un año. En su nueva escuela, hace algún que otro amigo, pero, hay uno en especial. El esperará a volverla a ver, sin importar el tiempo que pase. La esperará como las flores a la brisa de primavera.