01. hacer de tripas corazón.

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Llamo a la gran puerta blanca repetidas veces. Se que el timbre se oye, porque suena tan alto que desde fuera se puede escuchar como retumba dentro de la casa. Llamo una tercera vez sin impacientarme demasiado, soy consciente de que son casi las 3 de la mañana. Tengo algo de frío a pesar de ser finales de agosto, corre algo de brisa. Justo cuando un escalofrío recorre toda mi espina dorsal, oigo unos pasos acercarse a la puerta y el sonido sigiloso de alguien asomándose a la mirilla para ver quien es. Supongo que quien haya detrás me ha reconocido porque al instante oigo como quita la llave y abre la puerta, descubriéndose ante mi un adormilado a la vez que extrañado Brahim.

- ¿Claudia?- el novio de mi hermana me mira con incertidumbre- ¿Qué haces aquí?

- ¿Puedo pasar?- digo con voz temblorosa.

- Claro que si- rápidamente me abre paso, coge mis maletas y las mete dentro de la casa. Por eso quería tanto a Brahim: es capaz de desvivirse por la gente a la que quiere sin necesitar algún motivo, sino que se lo digan a mi hermana- ¿Está todo bien? ¿Porque no estás en Barcelona?- pregunta una vez ya dentro de la casa. No puedo evitar que un puchero aparezca en mi cara. Me sentía muy mal, tanto por lo que había pasado en mi vida en las últimas horas, tanto por irrumpir así en la casa de Brahim y mi hermana. El marroquí nada más ver mi gesto, tira de mi para abrazarme, momento exacto donde no puedo evitar ponerme a llorar.

- Lo siento, Brahim. Siento muchísimo molestaros y más a estas horas...- digo con voz quebrada, apoyando mi cabeza en su hombro mientras las lágrimas siguen cayendo. Brahim me abraza con fuerza, acariciándome la espalda.

Me separo de él mientras quita con sus pulgares las lágrimas que caían sin cesar por mis mejillas, cuando veo una figura alta, delgada y rubia bajar las escaleras frotándose los ojos. La conocía bien, mi hermana mayor Luz.

- ¿Pasa algo, cariño?- pregunta con la voz ronca. Cuando se da cuenta de mi presencia, parece que el sueño se le va de un momento a otro y abre los ojos como platos- ¿Claudia, que haces aquí?.

- Luz... - es lo único que consigo decir antes de aferrarme a su cuerpo como si de un salvavidas se tratase. Siempre había actuado como tal en otros momentos de mi vida y esta vez necesitaba que volviese a hacerlo. En cuanto sus brazos rodean mi cuerpo siento que de verdad estoy en casa y es cuando me rompo en mil pedazos. Comienzo a sollozar como si no hubiese un mañana, las piernas me flaquean y aunque Luz trate de sostenerme acabamos las dos de rodillas en el suelo, yo llorando y ella abrazando todo mi cuerpo mientras acaricia mi cabeza- Brahim, prepara una infusión por favor, le va a dar algo y como no se tranquilice no podemos hablar- Trato de evitar que Brahim se tome más molestias pero las palabras no me salen- Shhhh- susurra Luz- vamos a tranquilizarnos primero, después hablamos.

Consigue levantarme del suelo y sentarme en el sofá. Brahim trae rápidamente la infusión.

- Es de hierbas marroquíes, te va a hacer muy bien, ya verás- deposita la infusión en mis manos y deja un par de caricias en mi espalda, ante la atenta mirada agradecida de mi hermana. Me tomo en silencio la infusión con ambos a mi lado. Es en este momento en el que me doy cuenta de que ellos eran mi mayor suerte, siempre estaban para mi, sin importar la situación. Admiraba también su relación. Llevan años juntos, desde que yo tenía 15 años y mi hermana 20. Su relación siempre se ha basado en la confianza, el respeto y el amor más puro que jamás había visto. Fue por ellos dos por los que creo en la existencia del amor porque digamos que lo que mi hermana y yo habíamos vivido en casa, no se podía definir como amor, así como tampoco podía definirse de esa manera mi propia experiencia.

-¿Quieres hablarlo ya, cariño?- me pregunta mi hermana- Sino podemos esperar a mañana, como quieras- yo niego con la cabeza, dispuesta a empezar a hablar.

𝐊𝐈𝐍𝐆 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 -Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora