La cabaña, rodeada por un denso bosque de árboles ancianos y retorcidos, estaba envuelta en una oscuridad densa y opresiva cuando Erebos se despertó de golpe, su cuerpo empapado en sudor frío. Se incorporó en la cama, sus ojos oscuros y hundidos destacando en su rostro demacrado y pálido, mientras las ojeras profundas resaltaban aún más su aspecto fantasmal. Las voces comenzaron a susurrar en su mente, grotescas y amenazadoras.
(¿Crees que puedes escapar de nosotros, Erebos? Somos tus sombras, tus demonios, y siempre estaremos contigo...)
Los susurros lo envolvieron como una siniestra sinfonía, martilleando en su cabeza con fuerza implacable. Erebos se tambaleó fuera de la cama, su cuerpo delgado y tembloroso apenas sosteniéndolo en pie. La habitación parecía retorcerse a su alrededor, como si estuviera atrapado en un torbellino de locura y desesperación.
(Pronto, Erebos, muy pronto serás nuestro. Nos alimentaremos de tu miedo, de tu dolor...)
La sombra misteriosa se materializó en un rincón oscuro de la habitación, sus contornos borrosos y ominosos. Erebos contuvo el aliento, su corazón latiendo con fuerza en el pecho mientras observaba con terror en sus ojos. Pero antes de que pudiera reaccionar, la sombra se desvaneció en la oscuridad, dejándolo solo con el silencio abrumador.
(¿Ves lo que te espera, Erebos? Somos la oscuridad que acecha en cada esquina, en cada sombra...)
Erebos cayó de rodillas en el suelo, sus manos temblando mientras se aferraba a los jirones de cordura que le quedaban. Las voces continuaron su letanía siniestra, llenando su mente con promesas de sufrimiento y tormento interminables.
Pero entonces, algo cambió. Un silencio repentino cayó sobre la cabaña, tan completo y absoluto que casi podía escuchar los latidos de su propio corazón retumbando en sus oídos. Erebos levantó la cabeza lentamente, su respiración agitada mientras miraba a su alrededor con incredulidad.
El silencio era un bálsamo para su alma torturada, un refugio en medio de la tormenta de su mente. Por primera vez en lo que parecía una eternidad, se sintió libre, liberado de las cadenas invisibles que lo habían atado durante tanto tiempo.
Con un suspiro de alivio, Erebos se dejó caer en la cama, sus ojos pesados finalmente cerrándose en un sueño profundo y reparador. Las sombras se disiparon lentamente en la noche, dejándolo solo con la promesa de un nuevo día por delante.
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Lamento que el primer capítulo sea tan corto sin embargo quería traerles algo lo más pronto posible para evitar mucha tardanza,este será el primer libro de la saga,espero que les guste esta grotesca historia,sin nada más que decir,buenas noches.
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El Resplandor Del Abismo
TerrorEn el reino de lo grotesco y lo macabro, donde las sombras susurran secretos inconfesables y el terror se filtra por cada grieta de la realidad, se alza una obra que desafía incluso al más valiente de los lectores. Bienvenidos a un mundo donde los d...