James Potter se paseaba por los pasillos de Hogwarts con una sensación de inquietud que no podía sacudirse. Era una tarde lluviosa, el tipo de día que hacía que los estudiantes se refugiaran en sus salas comunes o en la biblioteca, buscando consuelo en el calor y la compañía. Sin embargo, James no podía concentrarse en nada de eso. Su mente estaba fija en un solo pensamiento: Regulus Black.
Había algo en la forma en que Regulus se relacionaba con sus compañeros de Slytherin que hacía que a James se le retorciera el estómago. Eran tan cercanos, siempre susurrándose cosas y riéndose entre ellos. En particular, Evan Rosier y Barty Crouch Jr. parecían estar siempre alrededor de Regulus, y James no podía evitar sentir una punzada de celos cada vez que los veía juntos.
James sabía que sus celos eran irracionales. Después de todo, Regulus era su pareja. Habían comenzado a salir en secreto el año pasado, encontrando momentos robados en corredores oscuros y aulas vacías. Pero últimamente, esos momentos parecían cada vez más escasos. Regulus estaba pasando más tiempo con sus amigos de Slytherin, y James se sentía cada vez más apartado.
Esa tarde, James decidió que tenía que hacer algo al respecto. No podía seguir ignorando la sensación de que estaba perdiendo a Regulus. Así que, cuando lo vio cruzar el patio cubierto, rodeado de sus amigos, James se dirigió directamente hacia él.
—Regulus —llamó, tratando de mantener su tono despreocupado—. ¿Podemos hablar un momento?
Regulus se detuvo y se volvió hacia James, sus ojos grises mostrando una ligera sorpresa. Los otros Slytherins se quedaron mirando con curiosidad, pero no dijeron nada.
—Claro, James —respondió Regulus con una sonrisa tenue—. ¿Qué pasa?
James hizo un gesto hacia un rincón más apartado del patio, indicando que quería privacidad. Regulus asintió y se despidió de sus amigos con una breve excusa antes de seguir a James.
Cuando estuvieron solos, James se volvió hacia Regulus, su corazón latiendo con fuerza.
—Necesito hablar contigo sobre algo que me ha estado molestando —comenzó, tratando de sonar más seguro de lo que se sentía.
Regulus levantó una ceja, claramente curioso.
—¿Sobre qué?
James se pasó una mano por el pelo, un hábito nervioso que había desarrollado a lo largo de los años.
—Es sobre tus amigos, Reg. No puedo evitar sentirme... celoso. Pasas tanto tiempo con ellos y apenas tenemos momentos para nosotros.
Regulus frunció el ceño, su expresión pasando de la sorpresa a la preocupación.
—James, sabes que ellos son mis compañeros de casa. Es natural que pase tiempo con ellos. Pero eso no significa que no quiera estar contigo.
—Lo sé, lo sé —dijo James rápidamente—. Pero a veces parece que prefieres estar con ellos en lugar de conmigo. Y eso duele, Reg.
Regulus suspiró y dio un paso más cerca de James, tomando sus manos entre las suyas.
—No es así, James. Es solo que hay muchas expectativas y presiones en Slytherin. No siempre es fácil encontrar tiempo para nosotros sin levantar sospechas. Pero te prometo que tú eres lo más importante para mí.
James miró los ojos de Regulus, buscando la verdad en sus palabras. Quería creerle, pero los celos seguían ardiendo en su interior.
—Entonces, ¿por qué siempre estás con ellos? —preguntó, su voz apenas un susurro—. Parece que nunca te tienen suficiente.
Regulus apretó suavemente las manos de James, su expresión suavizándose.
—Porque no tengo otra opción, James. Si empiezo a alejarme demasiado de ellos, sospecharán. Y si descubren lo nuestro... no quiero ni pensar en lo que podría pasar.