amor no correspondido

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El Gran Comedor de Hogwarts estaba lleno de vida y bullicio, como siempre en las mañanas. Estudiantes de todas las casas se reunían para desayunar, charlar y planificar el día. En una esquina, James Potter y Regulus Black intercambiaban miradas cómplices, ambos conscientes de que hoy sería un día especial.

James había decidido que era hora de ser honesto con sus amigos, y Regulus había acordado hacer lo mismo. Después de meses de encuentros secretos y miradas furtivas, querían que su relación saliera a la luz. Pero sabían que esto no sería fácil, especialmente para aquellos que los rodeaban.

Al otro lado del comedor, Barty Crouch Jr. y Evan Rosier estaban sentados en la mesa de Slytherin, compartiendo un desayuno tranquilo. Barty observaba a Regulus con una mezcla de adoración y melancolía, una expresión que no había pasado desapercibida para Evan.

—¿Por qué miras a Regulus así? —preguntó Evan con una sonrisa burlona—. Pareces un cachorro perdido.

Barty suspiró, sin apartar la vista de Regulus.

—Porque estoy enamorado de él, Evan. Desde el primer día que lo vi en este mismo comedor, supe que era especial. Pero nunca he tenido el valor de decírselo.

Evan arqueó una ceja, sorprendido por la confesión.

—Vaya, Barty, eso es... complicado.

Antes de que Barty pudiera responder, una conmoción en la mesa de Gryffindor llamó su atención. James Potter se había puesto de pie, llamando la atención de sus amigos.

—Chicos, necesito decirles algo importante —anunció James, su voz firme pero nerviosa.

Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew lo miraron con curiosidad, esperando a que continuara.

—Regulus y yo estamos saliendo —dijo James, sosteniendo la mano de Regulus.

Hubo un momento de silencio sepulcral antes de que Sirius soltara una carcajada.

—¿Estás bromeando, no? —dijo, pero al ver la seriedad en los ojos de James y Regulus, su sonrisa se desvaneció—. ¿En serio?

—Sí, Sirius, en serio —respondió Regulus con calma, apretando la mano de James—. Nos amamos.

Remus y Peter intercambiaron miradas sorprendidas, pero Sirius se quedó boquiabierto, procesando la información.

Mientras tanto, en la mesa de Slytherin, Barty sintió como si el suelo se abriera bajo sus pies. Su corazón se rompió en mil pedazos al escuchar las palabras de Regulus. Miró a Evan, sus ojos llenos de dolor.

—Oh, ¿por qué Cupido es tan cruel? —murmuró, tratando de mantener la compostura.

Evan puso una mano reconfortante en el hombro de Barty.

—Lo siento, amigo. No sabía que te sentías así por él.

Barty asintió, su voz apenas un susurro.

—Siempre lo he amado, pero nunca le dije nada. Y ahora es demasiado tarde.

Mientras tanto, Lily Evans observaba la escena desde la mesa de Gryffindor, sintiendo una punzada de tristeza en su corazón. James Potter siempre había sido una presencia constante en su vida, y aunque había rechazado sus avances innumerables veces, recientemente había comenzado a darse cuenta de sus propios sentimientos hacia él. Pero ahora, al ver a James y Regulus juntos, comprendió que había perdido su oportunidad.

A pesar del dolor, tanto Barty como Lily sabían que debían ser felices por las personas que amaban. A lo largo del día, cada uno trató de mantener una apariencia de normalidad, felicitando a la nueva pareja y deseándoles lo mejor.

Más tarde, esa noche, Barty deambulaba por los pasillos oscuros de Hogwarts, tratando de encontrar consuelo en la soledad. Sin querer, se encontró cerca de la Torre de Astronomía, donde escuchó risas y murmullos suaves. Sigilosamente, se acercó y vio a Regulus y James besándose bajo las estrellas.

Barty observó la escena, sintiendo una mezcla de amor y desesperación. Con una voz casi inaudible, susurró:

—Te amo, Regulus, pero no eres mío.

Sus pensamientos retrocedieron al día en que vio a Regulus por primera vez. Era su primer año en Hogwarts, y había entrado al Gran Comedor lleno de emoción y nerviosismo. Al mirar alrededor, sus ojos se habían encontrado con los de Regulus, quien estaba sentado en la mesa de Slytherin, rodeado de compañeros de casa. Había algo en la forma en que Regulus sonreía, en la luz en sus ojos, que había capturado el corazón de Barty al instante.

Desde ese día, Barty había seguido a Regulus con devoción silenciosa. Había aprendido a conocer sus gustos, sus gestos, y había atesorado cada pequeño momento que pasaban juntos. Pero nunca había tenido el valor de confesar sus sentimientos, temiendo arruinar la amistad que tanto valoraba.

Ahora, mientras observaba a Regulus y James, Barty sabía que debía dejar ir sus sueños no correspondidos. A pesar de su dolor, se alegraba de ver a Regulus feliz, incluso si no era con él.

Con un último suspiro, Barty se dio la vuelta y se alejó en silencio, decidido a seguir adelante con su vida. Sabía que su amor por Regulus siempre sería una parte de él, pero también sabía que merecía encontrar su propia felicidad, sin importar cuánto tiempo le llevara.

Lily, por su parte, también decidió seguir adelante. Aunque había llegado tarde a comprender sus sentimientos por James, ver su felicidad con Regulus le dio la paz que necesitaba para aceptar la situación. Sabía que el amor verdadero significaba desear lo mejor para la persona que amas, incluso si eso significaba dejarla ir.

Con el tiempo, tanto Barty como Lily encontraron la fuerza para seguir adelante, llevando consigo los recuerdos de un amor no correspondido pero valioso. Porque, al final, lo que más importaba era la felicidad de aquellos a quienes amaban, y en eso, encontraron su propio consuelo y paz.
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one shot (jegulus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora