ᴀᴍᴏʀ ᴇɴ ᴄʜᴀʀᴄᴏꜱ ᴅᴇ ꜱᴀɴɢʀᴇ - ɢᴜᴀᴘᴏᴅᴜᴏ.

Capítulo 1 - Atracción demostrada en carne.

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Antes de comenzar daré a entender algunas cosas:

— Aquí tendremos a nuestros papis obssesedduo quienes, contrario a sus versiones originales, son más agresivos y sádicos, como el nombre lo dice. No por eso significa que llegare a cambiar sus personalidades. Recuerden que este duo en el guapoverse son el Roier de Chafaland con el Cellbit de Fuga impossível. Por lo cual en esta historia Roier y Cellbit serán fiel al canon en cuanto a personalidad. La historia no es la misma.

— Roier presentará sus multipersonalidades, quienes como obviamente conocemos, serían Doied, Melissa, etc.

— Este fanfic contendrá algunos Headcanons del fandom sobre este duo, sin embargo, como dije antes, las personalidades de ellos las haré lo más canon posible, odio cuando escritores cambian estas.

— Cellbit es ASEXUAl, fiel al canon. Mientras que obviamente el Roiler va a ser un joto de mierda que se la pasara coqueteando hasta con una roca. No olvidemos que Roier aquí no es como su versión original, es más posesiva como el de Chafaland, todo un yandere con fetiches extraños.

— La historia puede contener algunos errores de narración o ortografía debido a que no será editada hasta que se termine.

— El fanfic también se puede encontrar en Ao3, en mi otra cuenta.

Sin más que aclarar, espero que disfruten de su lectura 💕

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Sus ojos azules se abrieron con lentitud, sintiendo el olor a metal inundar sus fosas nasales. La dilatación en sus pupilas fue clara cuando notó el ruido de la carne siendo tirada con brusquedad dentro de dónde estaba. El frío y la humedad de la prisión era una combinación demasiado desagradable, pero para alguien como Cellbit, no era importante. Se centró en los grandes trozos humanos de la suave y deliciosa carne cruda que eran dejados con ahora suavidad dentro de dónde se encontraba. Cellbit observó fijamente como si fuera un lobo sediento de sangre, su boca se entreabría, juraría que incluso estaba babeando al no comer en tanto tiempo ese delicioso manjar.

Pudo ver una silueta, una oscura silueta que solo podía mostrar sus movimientos, el rostro era desconocido para Cellbit. Tenía hambre, lo primero que hizo fue a por la carne y la devoró al instante, importándole poco si ahora ese chico se detuviera a mirarlo. Entonces lo notó, podía ver un brillo inusual, sus ojos eran de un rotundo rojo carmesí al igual que la sangre que salía de sus presas, incluso pudo notar que sus labios formaban una sonrisa. A pesar de ello, su rostro no podía verse con claridad.

— ¿Más? — Preguntó aquella voz al verlo acabar. Cellbit sintió como su cuerpo se derretía al escucharlo, hace años que no comía así, ¿Quién rayos era? Quería verlo.

Cellbit lamió sus labios limpiando los rastros de sangre que había en sus labios. A pesar de no responder la pregunta, el otro al parecer entendió que seguía con hambre, lanzó otro trozo como si se tratara de un león enjaulado. El prisionero de inmediato agarró el trozo para devorarla con gusto, importándole poco si se manchaba de sangre, o si olía mal, lo único que le importaba ahora era tener el estómago lleno. Después de todo estaba arrodillado mientras masticaba con fuerza, pudiendo alcanzar a escuchar las pequeñas risitas venir de la silueta quien al parecer se entretenía viendo la escena.

Al acabar intentó volver a mirar al chico, sin embargo este ya no estaba. Al otro día se repitió la situación, cada noche mientras las luces se hallaban apagadas y no podía evitar preguntarse quién era él, cómo se colaba en la prisión y cómo conseguía carne humana. En cada sueño tenía pensamientos con agarrarlo, tomarlo del cuello y ver por fin su cara, ¿Cómo sería? ¿Cuál serían sus reacciones? Quería saber todo. Un día en especial, en la oscuridad de la noche un ruido familiar se hizo, y Cellbit sabiendo que se trataba de la misma rutina se acercó hasta la comida que era dejada.