Capítulo 4 - Sentimientos en proteger.

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Cellbit se despertó, sintiendo el calor del día. A pesar de que no tenía ningún tipo de ventana aquella habitación presentaba un calor inmenso cuando el sol salía. Sintió la falta del cuerpo de Roier, bufó irritado antes de sentarse en la cama. Dió un último bostezo antes de levantarse y acercarse a la puerta para abrirla con lentitud, y no pudo evitar sobresaltarse al ver una chica detenerse justo enfrente de su puerta, al parecer abrió justo cuando ella lo iba a hacer también. La mujer parpadeó curiosa y Cellbit frunció su ceño al notar el parecido en Roier.

— ¿Roier? — Preguntó incrédulo.

El aspecto de la chica era bonito, traía un gran vestido rojo y una gran bufanda elegante que caía por sus hombros hasta llegar a su abdomen. Sus labios pintados mostraban una sonrisa tensa y sus ojos delineados y maquillados lo observaban con nerviosismo, también llevaba guantes alvinos que le llegaban hasta sus codos. Demasiado hermosa, lástima que a Cellbit no le gustaban las chicas, pero esta no era. . . una chica, ¿Verdad? Era Roier.

— Oh, no guapo, te confundes con mi primo. Soy Melissa. — Murmuró coqueta.

El prisionero alzó sus cejas ante la conocida voz de Roier siendo más aguda, si, en definitiva era Roier, ya sabía que había gato encerrado. Curioso, observó los pechos de la chica, estaban un poco más abultados, seguro debido a los sujetadores, aunque ya de por si el cuerpo de Roier mostraba lo abultado que estaba su pecho seguramente por el ejercicio. Cellbit hizo una mueca, no estaba acostumbrado a socializar con mujeres, tampoco estaba interesado, sabía que era Roier pero supuso que lo mejor era no contradecirla. Melissa ladeó la cabeza al notar la fija mirada que tenía su contrario en su pecho, soltó risitas coquetas que hizo que Cellbit dejara de mirar ese sitio para posarse en la cara de la mujer.

— Estás mirando demasiado, lindura. — Murmuró la chica parpadeando seductoramente. — Ven, prepare tu cena. —

Cellbit lamió sus labios involuntariamente al escucharla. La siguió hasta llegar a la mesa de la cocina y sentarse aburrido, pronto se dio cuenta de algo, Melissa no tenía espasmos como Roier, se mostraba más tranquila y calmada. El olor de la carne cruda no tardó en llegar a su nariz, agarro el plato y sin esperar ni un segundo empezó a devorar todo lo que había como si fuera un animal sediento de más. Melissa sonrió con emoción al verlo, entregándole una taza de café al lado del plato para cuando terminara se lo tomara. Cellbit gruñó involuntariamente al sentir la mano de Melissa acariciar su cabello mientras comía, sin embargo pronto se calmó al ver como la chica se tensaba unos segundos apartando su mano rápidamente.

Diferentes personalidades.

Pensó Cellbit al ver la reacción de la mujer que no sería igual a la de Roier. Las facciones del rostro del brasileño se tranquilizaron, antes de volver a devorar la carne, pudo escuchar los pasos de Melissa detenerse en una silla frente a él y sentarse.

— ¿Psiquiatra? — Preguntó Cellbit viendo a la chica quien abrió sus ojos con sorpresa. Cellbit vio como jugaba con su cabello largo, enroscandolo nerviosamente.

— Por 6 años. — Balbuceó Melissa y Cellbit la miro curioso.

— Porque você deixo-? —

— ¿Por qué habría de decírtelo? — Dijo rápidamente la chica con un brillo rojo y una sonrisa cínica.

Allí estaba Roier. Sin embargo, Melissa cerró sus ojos por unos segundos antes de suspirar.

— Por amor. — afirmó la mujer tomando una postura más tranquila. Cellbit la observó expectante mientras terminaba su comida. — Un día como cualquiera me dí cuenta que empezaba a volverme demasiada impulsiva hacía un chico. Entonces tomaba pastillas para dejar de sentirme así porque sabía que estaba mal. — Murmuró. El brasileño notó como ahora las mejillas de Melissa se empezaban a colorear. — Una noche las pastillas no sirvieron. . . y fui a su casa, lo asfixie con mis manos hasta que muriera. —

ᴀᴍᴏʀ ᴇɴ ᴄʜᴀʀᴄᴏꜱ ᴅᴇ ꜱᴀɴɢʀᴇ - ɢᴜᴀᴘᴏᴅᴜᴏ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora