Parte 50 [El futuro que pende de un hilo]

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Anteriormente:

Sparta: Es tu última oportunidad... El tiempo se acaba. Pero personalmente, Mayo es mi amigo, asique ya he tomado mi decisión. Espero tu también hermano. *Hablo mientras se acercaba a la puerta* Pero recuerda: Personas como él... No pueden cambiar *dijo mientras abandonaba la habitación cerrando fuertemente la puerta tras de sí*

Victor: Pero... Aunque quisiera no puedo. *Lamento mientras cerrando sus ojos fuertemente se recuesta en su cama*

Renunciar... La salida más fácil a tomar. Pero a la vez, la más ERRÓNEA.

Continuamos:....

...

Mayo: La comida está servida. *Anuncio sin decir más, mientras su cara observaba al suelo y sus manos abandonaban el plato con comida sobre la mesa*

Manuel: *ríe levemente* Muchísimas gracias mi querido esposo *agradeció con una amplia sonrisa de entusiasmo mientras se levantaba del sofá en la sala y caminaba hacia la mesa, tomando asiento en su silla*

En respuesta, su actual esposo solo asintio con la cabeza.

Hace mucho superó el hecho de que ahora estaba casado con aquel hombre de cabellos peli-rojizos.
Su rutina pronto y por si sola se definio; pasaba sus tiempos en aquella casa solitaria cuando su esposo se iba, y cuando lo acompañaba se encargaba de brindarle su atención y cumplir sus pedidos. Era mantenido en esa casa por lo que el dinero no era algo que le preocupara, incluso ya tenía su propia tarjeta de crédito, que hasta el momento solo había sido usada para las compras de la casa.

Mayo: Comeré en la cocina *aviso mientras se daba la vuelta apunto de entrar en la cocina*

Parecía una vida soñada

Manuel: *lo toma de la muñeca y con una entusiasmada sonrisa lo jala levemente* No, mi amor tú eres el amor de mi vida y no puedo permitir que alguien tan importante para mí no disfrute su comida, asique no tienes que denigrarte, esta es tu casa *cerro sus ojos mientras conservaba su gran sonrisa*

En parte lo era. Pero, habían dos razones que lo negaban.

Mayo: Como tú digas. *Respondió mientras se sentaba en la silla a su lado*

La primera era la falta de emociones de parte del peli-morado, apesar de todo, nunca podía sonreír, nunca podía llorar, no podía odiar, y peor aún AMAR. Por un momento penso que sería temporal... Pero entre más el tiempo pasó, descubrió que esto le ayudaba, se volvió su escudo y su consuelo ante el dolor, pues tampoco podía sentir este... Por lo que antes de abandonarlo, lo fortaleció.

El segundo era el tiempo que definía su tranquilidad, solo cuando el sol deslumbraba las mañanas y su pareja no salía con amigos, su hogar y el trato que recibía era de cariño, un cariño que a pesar de no disfrutarlo lo dejaba con una sensación de tranquilidad.
Pero, cuando las condiciones iban a ser rotas, lo único que le quedaba era observar como su marido iba hacia aquel lugar, a consumir aquel líquido que traía al diablo de vuelta a crear su infierno.

Manuel: Mi bello y lindo Mayo~ Sabes? ¿Que te parece si esta noche disfrutamos un poco?

La pregunta parecía ir hacia la pared, pues nisiquiera se detuvo a esperar una respuesta, arrastrando a su marido hacia su habitación matrimonial, y cerrando la puerta detrás de sí, empezó aquel acto, sin ser correspondido... Aunque, tampoco negado.

Fuiste mi luz después de la oscuridad... [mayictor] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora