Parte 51 [La contraseña y la desición]

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Anteriormente...

Siguiendo a su madre iba Mayo, dio un par de pasos junto a ella hasta el momento en que sintió algo en su camino, obstruyendo sus pasos de una manera brusca... Talvez no sea bueno caminando con zapatos altos pero juraría que hubo algo en su camino que antes no estaba. Sin embargo antes de darse cuenta y junto al hecho de aquellos confusos zapatos, lo siguiente fue verse en el suelo, siendo una suerte que había logrado poner sus brazos a tiempo y así evito golpear la parte superior de su cuerpo.

Su mirada fue directamente al peli-rojiso, que sonreía... junto a un semblante serio que helaba la piel.

Continuamos:...

Margareth: Mayo! *Exclamó preocupaba mientras trataba de agacharse, complicadosele un poco debido a su ajustado vestido*

Sin esperar, y tratando de verse como el héroe de la situación, el peli-rojiso rápidamente se arrodilló a la altura de su prometido para ayudarlo, con duda Mayo lo miró, pero la mirada de su madre le hizo más difícil rechazar la ayuda, tomando la mano ajena y inmediatamente sintiendo como está era apretada para seguido sentir su brazo ser sin ningún cuidado pero disimuladamente atraído por el contrario, esta acción redujo la distancia hasta que su oído podía escuchar las respiraciones ajenas seguido de las siguientes palabras...

Manuel: Cariño~ Hoy es el día más feliz de nuestras vidas, por qué no sonríes?

Mayo: ...

Talvez era la experiencia o, talvez era muy obvio y sería tonto no haber entendido aquella indirecta...
Pero la entendió, y apenas las palabras terminaron de ser pronunciadas, sin dar tiempo de más, el contrario tomo de la cintura al peli-morado y lentamente ambos subieron hasta enderezar su postura.

Margareth: ¡Mayo! ¿Estas bien? ¡¿no te lastimaste?! *Preguntaba preocupada mientras veia a su hijo quien le daba la espalda* ¿Mayo?

Mayo: *estremeciéndose ligeramente ante la voz de la mujer se voltea rápidamente mirando a su madre con una suave sonrisa* Estoy bien mamá, no te preocupes.

Su sonrisa... Eso fue suficiente para convencerla, sin esperar Margareth soltó un suspiro de alivio mientras una sonrisa se mostraba en sus labios también.

Margareth: Que alivio. Creo que fue mala idea salir tan pronto. ¿Aún quieres ir conmigo hijo? Después de esto entiendo si prefieres descansar en la habitación, o arreglarte un poco más antes de que lleguen los invitados y tal vez practicar un poco como caminar con esos zapatos *sugirió con su sonrisa y una voz suave y tranquila*

Mayo: ...

Sentía una mirada penetrante clavarse y estremecer su ser, aún así su sonrisa no se borró y manteniéndola habló

Mayo: Lo entiendo y creo que si debería practicar un poco más para evitar accidentes, asique si no hay problema mamá, me quedaré en la habitación *respondió con su ligera sonrisa*

Mayo sabía que los zapatos o su forma de caminar no habían tenido ninguna culpa en su accidente y que el verdadero responsable solo observaba callado la situación, aún así nunca podria decir algo de eso y aquella era la excusa perfecta para alejarse de aquella de alguna manera incómoda situación.

Margareth: Lo entiendo mi niño *respondió comprensiva y con dulzura* Ve y descansa, yo me encargaré de todo.

Mayo: Te lo agradezco mamá *agradecio para luego tras agachar su cabeza un momento darse la vuelta*

Fuiste mi luz después de la oscuridad... [mayictor] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora