02

46 9 0
                                    


¿Recordaban cuando mencionaba el que me gustaba disfrutar de la mañana tranquila alabando junto a los pájaros de cada mañana? Pues ahora mismo no maldecía tanto el ruido que llevaba escuchando desde no más que la seis de la mañana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Recordaban cuando mencionaba el que me gustaba disfrutar de la mañana tranquila alabando junto a los pájaros de cada mañana? Pues ahora mismo no maldecía tanto el ruido que llevaba escuchando desde no más que la seis de la mañana. No. Desde las 3 de la madrugada DEL mismo día. Llevaban casi cuatro horas enteras haciendo un escándalo que ni yo entendía.

Aventando de mala gana mis sábanas mientras obligaba mi anatomía a dejar la comodidad que aquel colchón siempre me brindaba, en mis pies con calcetines blancos con estampados azules en donde iban los dedos caminé hasta la puerta abrirla saliendo una vez puse mis pantuflas de tiburón en donde iban. Abrí medio ojo que quería cerrar desde el tiempo que llevaba desvelándome, este figuró la situación solo para captar que habían más muebles de lo pensado en el pasillo. Acostumbrándome a la luz de afuera intente pensar en una posible respuesta a todo lo que veía. En cuanto reconocí al menos el pasillo del piso di dos pasos atrás al tener en cuenta que personas iban y venían, igual que antes, que raro, solo que los muebles seguían en los mismos lugares.

—Buen día, señorita Dohee. —Una de las vecinas, la señora Lim se piso se acercó hasta donde aquella estaba confundida. Dohee hizo una reverencia hacia ella para seguir mirando con confusión. —Al parecer es el nuevo que rentará uno de los departamentos vacíos del piso. El señor Park dijo que era un muy buen vecino por lo cual no nos preocupáramos si lo vemos hoy, podíamos saludarlo. 

—Pero, ¿por qué trajo todo desde tan temprano? —Cuestione cruzándome de brazos. No quería ser obvia pero tampoco se me hacía justo que desde que siquiera el sol había salido ya me estaban interrumpiendo mis horas de sueño contadas. También era extraño que una mudanza hiciera ruido  a horas que no eran del todo adecuadas según los contratos, o eso creo.

—¿A que se refiere? La mudanza tiene menos de una hora desde que llegó, señorita Dohee.

Mi expresión fue a una de confusión en cuanto la señora Lim dijo antes de volver hasta su puerta provocando que volviera a mirar todo el escándalo. Algo no cuadraba ahora. Si esta tal mudanza empezó hace como una hora serían las seis de la mañana, pero, ¿y los ruidos de toda la noche que serían? Dios no. Consideraba que me comenzaba a volver loca después de días tan ajetreados gracias a mi puesto en mi trabajo. Cada que me ponía de puntas algo sabía que estaba mucho más distraída de lo normal, quizás esa ansiedad la transformaba en paranoia con cualquier estando a la defensa. Exhalé de darme cuenta de mi torpeza solo por estar pensando de más en papeles sin importancia. Sin pensarlo, abrí mis ojos de más  al caer en cuenta que estaba pensando de más en el lugar en el cual tenía al menos media hora para prepararme si quería llegar antes que Don Hielo, si, otro apodo al presidente Kim. Resbalándome entre mis pies tuve que colocar mi código para apresurarme en lo que me duchaba, desayunaba, arreglaba de mi apariencia y me colocaba mis zapatos de oficina. Enredándome junto al cepillo de mi cabello solo acomode con mis dedos mi flequillo antes de tomar completo lo que era mi bolso guardando los papeles necesarios de ese día sobre este al igual que con mi mano disponible la extendía para agarrar el emparedado improvisado que había hecho para no morir de hambre al menos hasta el horario de comida. Mordía de este mientras procuraba no caerme al suelo en lo que metía mis pies a los zapatos cerrados que usaba abriendo de la gran puerta de madera del departamento cerrando al mismo paso veloz que iba.

Amnesia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora