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Mis ojos aún no lograban captar del todo el ambiente en el que había terminado, si mis párpados se desviaban al cielo dejaba en claro la madrugada que se reflejaba además del aire pesado que confirmaba el frío de las noches haciendo que temblara u...

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Mis ojos aún no lograban captar del todo el ambiente en el que había terminado, si mis párpados se desviaban al cielo dejaba en claro la madrugada que se reflejaba además del aire pesado que confirmaba el frío de las noches haciendo que temblara un poco. Los murmullos de los vecinos alrededor algunos alterados mientras que otros solo prestaban atención a lo que los oficiales de policía les decían. Las cintas de la misma estación de un lado a otro nos hacia detener del espacio en el cual habían ya paramédicos revisando debajo de la gran manta celeste que tomaba la mitad de la entrada donde todos vivíamos.

Mientras que algunos seguían con sus gritos y paranoias yo estaba parada en medio casi que de la nada. No podía procesar del todo que era lo que estaba generando la guerra del siglo en lo que parecíamos ser vecinos que tenían una buena compañía. Sin duda alguna, no alcanzaba a describir la sensación que me dejaba él ver la sangre seca por suelo, al igual que cierta molestia comienza en mi pecho después de que la camilla del hospital con el cuerpo sin vida pasará alado mío, siendo llevado en la ambulancia desapareciendo por completo de nuestra atención, generando que el caos se desate aún más. Los familiares involucrados gritan en desesperación haciendo que mi piel se me colocara de gallina. Ellos solo quieren lograr entender el dolor que se extendía bajo las únicas lagrimas que expresaban en sus rostros. Aunque solo causaron que se los fueran llevando para evitar el reporte. 

La conmoción hacía que soltara mi aire retenido sintiendo mis ojos cristalizarse por la presión que enmendaba a todo mi alrededor. Siento mi brazo ser jalado alejándome de todo lo que antes había sido testigo, desde la primera señal hasta la última que pudo dar inclusive la que descansaba ahora en paz.

Curiosidad, gritos, sangre, sirenas de ambulancia.

Cuatro cosas que habían sucedido tal cual en ese orden haciendo que lo que creía sería una noche en paz, se convirtió en el inicio de lo que sería nuestro final. No solo como una unión, si no la restricción que marcaría un antes y después en toda nuestra residencia. ¿Todo se había arruinado? Al menos la paz que creíamos siempre condenaría nuestro lugar de origen, si, se había roto en mil pedazos gracias al primer capítulo escrito de nuestro siguiente libro de la secuela, siendo el más exigido y tenebroso antes escrito.

¿Que había sucedido exactamente?

Era lo mismo que me preguntaba a cada segundo una vez había tenido el cuerpo de la señora Lim a centímetros míos totalmente inconsciente. Un charco de sangre debajo de su cabeza con sus ojos cerrados descansando en ese momento lejos del suelo de concreto que teníamos. Mis manos temblaron al momento de haber sujetado parte de ella atrayendo a mi memoria en cuanto había saludado momentos atrás a la dulce mujer. La memoria se transformó en la cruel realidad de la cual fui presente teniendo su rostro ya sin color a centímetros del mío. El desesperado llanto de los que vivían con ella me hizo casi que sollozar  una vez las sirenas de ambulancia se había acercado a nosotros. Arrebatándome del lado de la fallecida haciendo que revisaran durante largos minutos su estatus, solo dando su pésame poco después antes de llevársela lejos del desastre.

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