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—Bueno, chicos, nos vemos después —nos despedimos y salimos todos del lugar.

Me dirigí a la camioneta para así poder irme a mi departamento. Durante estos últimos días, esta ha sido mi rutina: despertar, bañarme, venir al set e irme cuando mi llamado terminaba para así regresar al departamento y hacer mis pendientes. En algunas ocasiones salía con los chicos, como ayer, y otras veces, desde que Charles está en la ciudad, a veces salíamos los dos. A decir verdad, siento que hemos tenido cierta complicidad y me la paso muy bien con él.

Llegué a mi departamento y me metí a bañar otra vez, ya que estamos en un lugar tan caluroso que es inevitable no sudar, así que con una sola vez que te bañes no es suficiente.

Salí de bañarme y me arreglé. Me maquillé solo un poco y me senté en el sofá del departamento para esperar a Charles, ya que faltaba como media hora para las ocho. Estaba sumergida en mi celular y me llegó un mensaje de Alice:

Ali💆🏻‍♀️
Melody, ¿qué pensaste?

No abrí el mensaje porque ya sabía a qué se refería y para ser honesta, aún no lo sé. A pesar de que ese tema ha estado en mi mente desde que me lo dijo, no he pensado en si asistir o simplemente decirle la verdad: que aún no estoy lista para entrar en ese mundo.

Durante el último tiempo, cuando me invitan a cualquier lugar en el que esté involucrado eso, me niego.

Pues no te negaste a salir con Charles, así que a todo lo que tú digas, todo no

Y era cierto; aún no logro descifrar por qué acepte salir con él cuando él claramente es uno de los principales del mundo del motor, pero con él se siente diferente.

Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no escuché que estaban tocando la puerta hasta que mi celular vibró con un mensaje de Charles diciendo que ya estaba en la puerta.

Intenté alejar todos los pensamientos que estaban atormentando mi mente para poder estar tranquila. Suspiré y abrí la puerta.

—Hola —el ojiverde se acercó a saludarme.

—Hola —salí de mi departamento y caminamos hacia el ascensor—. ¿A dónde iremos?

—No lo sé, ¿qué te parece si vamos a cenar y de ahí vamos a la playa y nos comemos un helado?

—¿No se supone que tienes que cuidar tu alimentación?

—Se supone, sí, pero nadie se va a enterar, ¿o sí?

—Primero tengo que conseguir el número de Andrea para decirle que durante toda la semana has estado comiendo de todo menos comida sana.

—Entonces trataré de que no lo consigas.

A este punto, ya habíamos salido del edificio para llegar a su auto. Nos metimos los dos y él empezó a conducir por el centro de Miami hasta llegar a un restaurante a pie de playa. Nos bajamos del auto e ingresamos al restaurante.

—¿Cómo te sientes al saber que el lunes es tu último día de grabación? —me preguntó una vez que ya estábamos sentados.

—Pues bien —suspiré—. Siento una pequeña nostalgia al saber que literalmente ya estamos por acabarlo. Obviamente todavía falta mucho, pero es difícil que te acostumbras a la rutina —y era cierto; ya tengo una rutina y el volver a acoplarme después de una grabación en la que me la he pasado bien es difícil—. Quiero decir, durante los últimos tres meses, convivir con un mismo círculo de personas a diario para ya no convivir es difícil.

—¿Pero no estás nerviosa?

—No, el nervio llega después. Cuando nos dicen cuándo se estrenará la película, es cuando empiezo a sentir ese nerviosismo, porque ahí es cuando entras en cuenta de que las personas verán tu trabajo por el que te esforzaste tanto, y para que al final a muchos no les guste es cuando siento el nerviosismo.

Seguimos platicando hasta que llegó nuestra comida.

—¿Estás preparado para la carrera?

—Sí, aunque mañana aún serán puras actividades de marketing —me dijo y se escuchó un tono de desagrado.

—¿Así que no te gusta?

—No, o sea, sí, pero no. Es complicado; me gusta hacer contenido con Carlos de C2 y las entrevistas a veces las disfruto, pero siento que en ocasiones cruzan ese límite del deporte y nuestras vidas privadas.

—Bueno, supongo que es difícil si no estás acostumbrado.

—Pero, en fin, ¿qué vas a pedir?

—Una ensalada mixta, ¿y tú? —Charles volvió a revisar el menú para poder decidir.

—Pasta.

—Te gusta mucho la pasta, ¿verdad? —asintió con su cabeza. Pedimos nuestra comida.

—¿Qué vas a hacer el fin de semana? —Charles recargó su cabeza en mi hombro.

Después de cenar salimos del restaurante y nos vinimos a sentar aquí en la playa.

—Nada, lo tengo libre —suspiré—. ¿Por qué?

—Porque te quiero invitar al Gran Premio de aquí.

Me quedé en shock. ¿Cómo le digo que no quiero ir porque tengo miedo de poder encontrarme a mis padres ahí?

—Quiero que seas mi invitada —se separó de mi hombro y me vio preocupado. Supongo que es por mi silencio—. Claro, si quieres; no quiero que te sientas presionada. Es más, tienes hasta el sábado para poder confirmar —empezó a hablar rápido por los nervios.

La conversación que tuve con Bella llegó a mi mente.

—Sí. Sí, Charles. Sí quiero ir contigo —ahora fui yo la que se recargó en su hombro.

—¿Estás segura?

Y lo estaba, ¿verdad? Bella tiene razón; no tengo por qué privarme de hacer cosas e ir a lugares que quiera ir por el miedo de topármelos. Total, así como me lo pidieron la última vez que me buscaron, tengo que hacer como si no los conociera.

—Sí, estoy segura.

Total, estamos en Miami; lo más probable es que ni me los encuentre en todo el fin de semana.

—Puedes ir solo a la carrera si quieres.

—No... voy a ir todo el fin de semana.

—Melody —se puso en frente de mí e hizo que levantara el rostro para así poder vernos a los ojos—. Si te sientes incómoda con esto, dímelo, ¿okey? —asentí con la cabeza.

Y Charles me abrazó. ¡Sí, me abrazó!
Sentí cómo mi piel se erizó al sentir el contacto de Charles conmigo. Al principio me quedé inmóvil, pero después le correspondí el abrazo. No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero estábamos cómodos el uno con la compañía del otro, las estrellas brillando en lo más alto y el ruido del mar de fondo. Me sentía tranquila, me sentía feliz.

—Puedes invitar a Isabella.

—¿En serio?

—Sí, dile que la está invitando "el chico que está para morirse" —intentó imitar su voz y me sonrojé al recordarlo, porque pensé que ya lo había olvidado, pero no. La primera vez que se vieron, Isabella abrió la boca de más.

—Le voy a decir, pero ella está en Nueva York; no creo que quiera.

—Dile que el domingo, después de la carrera, habrá una fiesta llena de alcohol.

—Está bien, me convenciste y estoy segura de que a ella también.

Hola gente buenas no había
Subido este capítulo porque estoy en semana de evaluaciones y eh estado salvando el semestre en dos semanas pero aquí está

Espero les guste ya se que han sido cortos pero intentaré hacerlos más largos

Tampoco creo subir capítulo el jueves ni el domingo así que nos leemos para el siguiente jueves

Las quiero 💗

Mientras estés conmigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora