❝Instinto suicida por defecto❞⟞⟦Deuz x Walten⟧

Capitulo nueve

Deuz se dejó caer aleatoriamente sobre una de las camas del domo. El albino desplomó su cuerpo allí sin importarle en que condición estaba el lecho. Sus ojos se entrecerraron un momento y luego sus manos lo cubrieron cuando su cabeza decidió torturarle con una memoria clara e insistente, resignado a lidiar consigo mismo a largo plazo, solto un quejido, profundamente afligido por lo sucedido.

No pretendía lastimar al novato, no realmente, pero independientemente de la medida en que lo haya hecho, lo hizo (para su disgusto) de todas formas. Y ahora no sabe que hacer con eso. Por que, ¿Qué se suponía que iba a decirle al verlo nuevamente? ¡No podía simplemente actuar como si nada hubiera pasado después de como reacciono Walten a su palabrerio insistente! ¡Eso sería desastroso! Pero, ¿Qué podia hacer para evitar empeorar esta "situacion"? Me refiero, es consciente de que el albino no iba a odiarlo ni despreciarlo por una pequeña discusión y era más probable que simplemente lo deje pasar, pero parte de él todavia se sentía mal por molestarlo y francamente apenado. Solo quería hacer las cosas bien esta vez, no seguir acumulando sus errores en la larga lista mental que se habia formado a lo largo de los años.

Quería ser mejor, pero parecía que no podía mantener ese querer apegado a sus acciones y comenzaba a frustrarse por ello. Suspiro, inquieto, se volteo hacia el tubbie que dormía plácidamente en una cama cercana. Se veia pacífico e indefenso (a pesar de que sabia que podría arrancarle el brazo con esos colmillos pequeños pero filosos como la daga más pulzante). Era un tanto extraño, pero Deuz no se digno a pensarlo antes de pararse y acercarse lentamente a este, no sabía exactamente qué estaba haciendo cuando estuvo al lado suyo y tomó una de las sábanas para taparlo.

Hubiera sido un momento medianamente agradable, de no ser por que el niño abrió los ojos en el momento en el que lo cubrió y por mero instinto lanzó su lengua filosa directo a el, mostrando sus dientes mientras un pequeño gruñido se asomaba como si estuviera enviando una señal a... ¿Quien? No estaba seguro, pero fue respondido con otro rugido, uno grave y aterrador, que parecía estar peligrosamente cerca.

Miro los ojos del niño, sus ojos se habían teñido de un color azul cielo y eran más cercanos a puntos estelares que pupilas.

Sin embargo, volvieron rápidamente a su estado normal, perdiendo el azul y recuperando el blanco, junto con su tamaño habitual. Fue entonces cuando escuchó los pasos del albino acercarse, sus miradas se encontraron un momento, sus ojos se habían tornado completamente negros, sin pupilas que señalar, solo un pequeño destello en ellos por la luz que le daba en la cara. Era una mira más animal. Como los ojos de un oso a la espera de un movimiento ajeno para atacar.