Capítulo 1: Secreto

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[6 meses después]

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[6 meses después]

La alarma sonó. Ataru abrió los ojos lentamente, sintiéndose aún cansado. La noche anterior había sido agitada, y el sueño apenas le había alcanzado.

El dia anterior se había reunido con la ONU, que insistía en mantener su relevancia tras la invasión. Exhausto, había regresado a su habitación para liberar la tensión… y no solo la suya.

Miró a su lado y encontró una cabellera multicolor adornada con unos cuernos. Era Lum, completamente desnuda, irradiando una belleza irresistible. Se acercó lentamente, inhalando su aroma embriagador, y supo que quería aprovechar ese momento antes de comenzar el día.

—Parece que no eres el único que ya despertó —dijo Lum con una voz ronca y adormilada, pero cargada de una coquetería inconfundible.

Ataru, aún tímido, no podía creer que estaba en una relación con su jefa, la emperatriz misma. Había llegado mucho más lejos de lo que jamás imaginó.

—Contigo es imposible evitarlo —respondió Ataru, abrazándola con más fuerza.

Lum se dejó consentir, pero luego, con suavidad, hizo que soltara su agarre y se volteó para quedar frente a él. Su mano se deslizó lentamente por su pecho, bajando poco a poco, acariciándolo con delicadeza.

—¿No te bastó con la noche que tuvimos ayer? ¿Ni la anterior? ¿Ni toda esta semana? —preguntó Lum, aunque sabía que tampoco a ella le había bastado. La emocionaba y la excitaba oír que Ataru no tenía suficiente de ella.

—Nunca es suficiente cuando se trata de ti —dijo Ataru con un toque de necesidad en su voz.

Sus labios se encontraron, y sus lenguas comenzaron una danza apasionada. Lum bajó su mano para agarrar su pene, sintiendo lo duro que estaba por ella. Ataru soltaba jadeos entre los besos, y Lum sonrió antes de colocarse encima de él, mirándolo a los ojos. Esa era su parte favorita: disfrutar de cómo él la miraba, con amor y deseo, perdiéndose en esos ojos que tanto la adoraban.

—Me encanta cómo me miras —murmuró Lum, mientras bajaba sus besos de sus labios a su cuello, moviendo sus caderas para rozar su intimidad con su hombría.

Ataru, con la mano libre, comenzó a acariciar uno de sus pechos, moviéndose suavemente hasta pellizcar sus pezones, arrancándole un gruñido de placer.

—Eres tan preciosa... —soltó Ataru entre gemidos, mientras con una mano acariciaba su cadera y la otra descansaba en uno de sus senos, acariciándolo como a ella le gustaba.

Lum llevó su mano libre hacia abajo, agarrando su pene y frotándolo contra su vulva, solo para acomodarlo e introducirlo lentamente. Siempre era una sensación placentera, no solo físicamente, sino también emocionalmente para ambos. Cuando finalmente estuvo todo adentro, se miraron a los ojos nuevamente.

Between The Darkness |Urusei Yatsura|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora