VI

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" Tu poder radica en mi miedo.
Ya no te tengo miedo, tu ya no tienes poder."

Séneca




[...]



El mundo era cruel, y siempre fue cruel.

Sus padres tan devotos a un Dios inexistente, que en su fe ciega fueron capaces de lastimarla, insultarla y denigrarla.

Ella creía que era normal, hasta que vio como los otros padres trataban a sus hijas y notó que los suyos no eran buenos padres.

Sus compañeros de clase, siempre burlándose, golpeándola, lastimandola y humillandola.

Ella nunca se lo busco, pero su simple existencia era motivo para merecerlo.

Ella siempre fue buena, y esto era lo que conseguía.

Estar encadenada en un sótano oscuro a merced de una loca con complejos e inseguridades, trastornada psicológicamente y posiblemente capaz de matarla.

Ya la había golpeado y torturado un poco, pero todavía no cedía a sus exigencias, había intentado mostrárselo más fuerte posible no tenía la intención de morir pero los días pasaban y ella parecía desesperarse más ¿Cuánto tiempo más tendría que seguir aguantando todo esto? o ¿Cuánto tiempo más pasaría antes de que ella se hartara y la matara?

Ya no podía seguir esperando...
Tenías un hijo, una familia esperándola, aún tenía muchas cosas por hacer y no estaba dispuesta a torcer su brazo.

Ella siempre fue buena....
Era momento de dejar de serlo.

Había pasado los últimos dos días afilando un trozo de madera que encontró cerca de ella y aunque había sido muy doloroso se había dislocado a sí misma, ambas muñecas para poderse librar de las cadenas que la tenían.

Nunca había hecho algo tan doloroso en su vida, cuando pasó sintió que casi se desmaya del dolor pero tenía que permanecer consciente si quería que el teatro funcionara, no podía permitir que ella descubriera que se había liberado, lo más difícil fue volver a reacomodarse los huesos y ni siquiera estaba segura de si lo había hecho bien.

Y como cada noche, esa mujer bajó por las escaleras con una sonrisa que le daba escalofríos agitando esa cámara de video con sus manos alegremente, le recordaba una versión retorcida de Caperucita roja con su canasta.

Era momento....

— ¿Sabes algo?, has resistido bastante bien a todo esto, me sorprende lo que una cualquiera como tú está dispuesta a hacer para salva guardar su reputación — dijo mientras conectaba la cámara de video y la colocaba en un caballete — Pero esto, está siendo muy agotador para mí y estoy segura de que para ti también ¿Por qué no nos ahorramos las molestias y hablas de una vez?

— Porque no soy una estúpida... — murmuró la castaña moribunda.

— ¿Qué carajos dijiste? —hablo molesta acercándose ligeramente a ella.

— Crees que no sé qué en cuanto diga lo que quieres vas a terminar tú con todo esto... no importa cuánto me tortures, cuánto me golpees, cuando me insultes— dijo avivando la llama de la ira en su contraria— No importa nada, no te voy a dar lo que quieres, porque si lo hago vas a acabar conmigo al menos aunque sé que sí muero en este momento ya no obtendrás lo que quieres de mí... Y ese será la mejor satisfacción que me pueda haber llevado a la tumba.

— Vaya, vaya, vaya... Nos volvimos respondonas, algo me dice que te he golpeado demaciado fuerte la cabeza...— burló acercándose a ella con un metal en la mano. — Bien vamos a corregir eso.

Justo antes que ella le golpeara con el metal aprovechó la posición tan descubierta en la que se encontraba e inhalando fuertemente y con todo el dolor del mundo, utilizo las pocas fuerzas que le quedaron y clavó el trozo de madera en una de sus piernas tan fuerte que incluso traspasó toda la pierna.

No sabía por qué o tal vez sí lo sabía, muy en el fondo de ella pero el aullido de dolor de esa mujer lo único que provocó en ella fue una satisfacción tan enorme que se desconocía en ese momento.

Cuando ella retrocedió ella aprovechó para levantarse y correr hacia la videocámara para sacar la cinta que había dentro, sabía que ella grababa todas las sesiones que tenían juntas y guardaba las cintas en uno de los roperos que había justo enfrente de ella, así que una vez que tomo la cinta de la cámara se dirigió a ese librero Y tomó rápidamente todas las que pudo y las guardó dentro de los bolsillos de sus pantalones como evidencia.

Giró para ver como ella estaba sacando la pieza de madera de su pierna y esa fue su señal para correr escaleras arriba, era una suerte que nunca pusiera llave a esa puerta cuando bajara a verla, así que salió lo más rápido que pudo de ese lugar tropezando un par de veces en el proceso lastimándose más de lo que ya estaba.

Al salir se dio cuenta de que estaba en una cabaña muy aislada en lo profundo del bosque no sabía orientarse desde donde estaba, así que solo corrió.

Corrió tanto como pudo, tan lejos como pudo y todo lo que pudo, tenía miedo... miedo de que nada de lo que hizo ahí valiera la pena, de que ella fuera a encontrarla y la llevara a rastras de regreso para terminar lo que empezó, tenía miedo de no volver a ver a su pequeño.

No había ni un solo sentimiento de su cuerpo que no doliera horriblemente.

Estaba segura de que estaba dejando un rastro de sangre por donde ella fuera y aún así siguió.

Solamente se dio cuenta de que estaba anocheciendo, cuando el sol al ocultarse disminuye su posibilidad de visión a lo largo de tanta flora.

Y cuando creyó que si no era víctima de esa loca se convertirían en un almuerzo de algun oso, finalmente llegó a una carretera.

Sintió un poco de alivio pero no es suficiente y tomando una decisión de vida o muerte giró hacia la izquierda y comenzó a correr en esa dirección corrió toda la noche sin parar.

Se sentía morir del dolor así no se podía permitir parar, no podía morir así no después de todo lo que había pasado, no después de todo lo que había hecho para liberarse, no podía morir, así que solo siguió aguantando todo.

Y de pronto la esperanza nació cuando escuchó el sonido del motor de un auto y al darse la vuelta, vio con claridad como una pareja detenía su auto para bajar a contemplarla completamente asombrados y preocupados, fue tanto el alivio, que todo oscureció y ya no supo nada más de ella.

Serendipia [Spencer Reid]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora