No les recomiendo llorar demasiado. Al final, no sirve de nada. Por mucho que quiera deshacerme de los errores que he cometido conmigo misma, definitivamente no es la mejor manera. Terminas con los ojos ardiendo, la cabeza al estallar y el cuerpo en colapso. Si en algún momento quieren deshacerse de sus pecados, por favor, no lloren.
- Hey, Astrid.
Busco con la mirada de dónde proviene la voz.
- ¿Estás bien?- me dice Alexa con preocupación en la mirada.
- Emm...si...tranquila, es...la alergia que me da mal estar en el cuerpo.
- Mmmm...está bien.
Intento volver a ese limbo donde yacía hace unos minutos.
- Oye, ¿tienes la tarde libre?- me dice Alexa.
Vagamente indago en mi mente a ver si es así.
- Sí.
- Qué bien. ¿Podrías ayudarme con historia? Es que me faltan unas clases y detesto la signatura y he visto tus notas, son muy buenas.
- Por supuesto, yo te ayudo.
- Muchas gracias, de verdad. -me dice con una sonrisa dulce.
- A las 5:00pm en mi casa y te invito a cenar.
- Perfecto, yo llevo dulces.
Luego de esto voy a mis próximas clases. No me topo a nadie, no hablo con nadie, no miro a nadie. En cuanto termina el horario de estudio voy directo para mi casa.
Me la paso agotada todo el tiempo.
Cuando llegué me di un baño, me lavé el pelo, me preparé una pequeña merienda, le pasé mi dirección a Alexa por mensaje, puse una alarma para unos minutos antes de la hora quedada con Alexa y me fui a dormir.
***
Ring...ring...
Cojo el teléfono de mala gana.
- ¿Quién es?
No recibo respuesta.
- ¿Hola?
Sigo sin recibir respuesta.
- Más te vale que no te conozco, desgraciado, porque acabas de despertarme.
Por fin abro los ojos y miro al celular. No hay llamada.
- ¿Pero qué?
Ohhhhh yaaa. La alarma.
Me renuevo un poco entre las sábanas antes de bajar a la cocina. Tomo un poco de agua y voy pensando en que preparar para la cena.
Unos minutos después la puerta recibe unos toques y yo el aviso de que mi invitada había llegado.
¿Mi invitada?
- Holaaaa- dice alegremente cuando abro la puerta.
- Hola, pasa- le correspondo la sonrisa.
- Mira te dije que iba a traer dulces, pero ninguno de los que vi me convencían. Así que traje frutos secos.
- ¡Increíble! Me encantan.- digo dando saltitos.
- Me alegro.
Pone sus cosas encima del sofá de la sala y yo voy a buscar mis apuntes de historia.
- Muy bien, dime, ¿en qué necesitas ayuda?
Nos pasamos la tarde estudiando el periodo de la primera guerra mundial, causas y consecuencias, situación en los países de Latinoamérica en ese entonces. Alexa era buena, retenía muy bien las ideas y las captaba a la primera, pero se distraída mucho porque definitivamente la historia no le gustaba para nada.