Diría que te amo pero es difícil decirlo en voz alta así que me quedaré callado.
Pasó mucho tiempo y nos distanciamos demasiado después de esa vez que dormimos juntos. Dejaste de contestar mis mensajes y ya no venias a visitarme como antes, te pregunté que te pasaba y solo dijiste que habías terminado con ella y necesitabas aislarte un poco de todos.
Aunque se supone que yo debí ayudarte, me mantuve al margen pues también sabía que no te gustaba que yo estuviera cerca de tí cuando estabas vulnerable.
3 meses y ya casi no sabía de tí, la última vez que hablamos fue por mensaje y me habías dejado en visto así que supuse que ya no querías tener más contacto conmigo.
Dejé que tu amigo me cortejara, decidí darle una oportunidad, y no lo podía negar, me gustaba todo de él, su voz, su mirada, sus ojos, sus aficiones, sus gustos y todo, pero GeonHak no era a quien yo quería, él no era como tú.
Hoy, como casi todos los días, llegaba del trabajo y apenas abría la puerta noté que había alguien ahí, eras tú y me sorprendió porque estabas ebrio.
¿YoungJo, acaso no sabes cuánto me duele verte así?
Me viste y caminaste con los ojos llorosos hacia mi, me abrazaste, solo pude corresponder. Lloraste en mi hombro y decías cosas que no entendí.
Mi pobre amor estaba abierto y vulnerable ante mi, mi pobre YoungJo buscó protección en mí.
Te tranquilicé y te llevé a mi recamara a bañarte y vestirte como un niño, te di unas pastillas para que tu dolor de cabeza reduciera, te acosté en mi cama y dejaste de llorar pero te seguía viendo mal, me senté a tu lado mientras te acariciaba el cabello.
— ¿Estás mejor? — negaste — ¿Te duele algo?, ¿que te duele? — hablé con voz baja para evitarte más dolor de cabeza. Me miraste y tomaste mi mano para llevarla a tu pecho, negué con tristeza en mis ojos. — Sabes que te lo advertí, esa chica nunca fue para tí — y lloraste nuevamente pero me seguías mirando.
— No es por ella — tu voz sonaba tan quebrada que quise llorar contigo pero debía mantenerme fuerte para tí, me quedé callado sin saber si debía preguntar pero decidí que solo debías contarme lo que quisieras.
Dicen que los ojos son la ventana del alma y mirarte en ese instante me dejó destruido.